Fray Carlos González, prior provincial de la Provincia San Nicolás de Tolentino, sueña con que la Orden sea «una familia que acompañe» al mundo.
Carlos González ya quería ser religioso y sacerdote desde niño. Su tío, agustino recoleto, fue su referencia. Poco a poco fue conociendo «una familia» con la que se sintió identificado desde el primer momento. Encontró un grupo de hermanos que vivían en comunidad y hacia la misión. Hoy tiene sueños para esa familia a la que sirve como prior provincial.
En junio de 2022 fue elegido superior de la Provincia San Nicolás de Tolentino. Desde entonces ejerce el gobierno provincial: «Es ante todo un servicio». Explica que su labor es la de «atender a mis hermanos». «Es importante conocerlos, poder dialogar con ellos, quererlos, animarlos y generales esperanza».
Asimismo, este servicio le pide resolver situaciones complicadas. «Es parte de la vida: van surgiendo situaciones, saltan liebres, que debemos resolver». En este sentido, su mayor dificultad es «acertar en las respuestas que queremos dar». «Mantener la paz, la tranquilidad, la serenidad, no es fácil», pero cada día intenta «estar muy en conexión con la fuente de serenidad, que es Dios».
Fray Carlos González es un hombre de mucha paz, que buscar encontrar en Dios toda su fuerza. Empieza y termina su oración agradeciéndole a Dios todo cuanto tiene. «Creo que siempre debemos agradecer todo lo que Dios nos regala», afirma. Y también realiza la oración de abandono: «Hay cosas que se me escapan, que no están a mi alcance o que no veo claras. Se las pongo al Señor».
«La Orden es mi familia». Los agustinos recoletos son, como reconoce, parte de su identidad. «Una familia en la que compartimos la oración, el servicio, la formación, las experiencias… Una familia con la que me identifiqué». Fue su principal atractivo cuando conoció la Orden, aunque no el único: «Las misiones fueron también un referente». Aunque nunca ha estado trabajando en la misión, siempre las ha mantenido. «Es significativo para mí que seamos una familia que tiene misiones y atiende a los más necesitados».
Como toda persona, tiene sueños. El primero, que la Orden de Agustinos Recoletos sea «una familia que acompañe en un momento en que muchas personas se han alejado de la Iglesia». El segundo, «que seamos realistas: somos los que somos, tenemos los servicios que tenemos, pero que, sea mucho o poco, hagamos nuestro servicio de manera creativa, con calidad y siempre desde la fuerza de Dios».