El Prior provincial de la Provincia San Ezequiel Moreno, fray Bernard Amparado, asegura que su vocación como agustino recoleto es «mi propia identidad».
Fray Bernard Cañada Amparado es agustino recoleto desde hace más de tres décadas. Aun hoy, no cambiaría la decisión que tomó hace más de 30 años: «Si volviera a nacer, volvería a ser agustino recoleto». El actual prior provincial de la Provincia San Ezequiel Moreno asegura que «la Orden significa mucho» para él. «Es como mi familia», afirma.
Así comienza un diálogo fraterno con uno de los cuatro provinciales de los Agustinos Recoletos. Su vida en la Orden ha ido marcado su propia vida, desde sus comienzos hasta su labor actual al frente de la Provincia. «Mi vocación se ha convertido en mi propia identidad», dice. Bernard Amparado asegura que «en todas las comunidades» en las que ha podido estar «he disfrutado la compañía de los hermanos».
Ahora en el servicio de gobierno, debe trabajar por y para los hermanos. «El gobierno es algo que nunca he decidido pero creo que es una oportunidad, pues la vivencia de mi obediencia es aun más desafiante», afirma. Esto último, según asegura, no podía hacerlo realidad sin la ayuda de Dios.
Amparado confiesa que su mayor desafío es la toma de decisiones. «La tarea más difícil que me he encontrado es cuando tengo un problema muy grave y tengo que dar soluciones inmediatas», explica. En este punto, teme quedarse «atascado» y no poder responder a las necesidades que se le piden.
En su oración hay muchas intenciones. «Rezo para que la Provincia se conserve», indica. Asimismo, también ora «para que aumente el número de vocaciones», para así poder realizar «lo que Dios nos ha confiado».
En todo el camino de la vida ha podido comprobar la presencia de Dios. «Él me ha concedido lo mejor, más de lo que puedo esperar», y concluye: «Dios me concede siempre lo mejor».