El prior provincial de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria afronta su labor desde la «disponibilidad a los hermanos», sabiendo la dificultad de la distancia con otros países.
«El servicio de gobierno es fundamentalmente lo que ello enuncia: servicio; una disponibilidad total y absoluta para con los hermanos y para con el pueblo de Dios». Así entiende su actual labor el prior provincial de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, fray José David Niño. El religioso asegura que su rol como prior provincial «no es un privilegio».
El agustino recoleto, natural de Colombia, ve en la Orden de Agustinos Recoletos «un modo de presencia particular en la Iglesia». En otras palabras, explica la Orden como «una familia que está dispersa en 21 países del mundo». Del carisma que eligió como modo de vida, fray José David destaca «la fraternidad, ser todos hermanos con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios».
En su labor como prior provincial, la mayor dificultad que ha encontrado es «el querer estar cerca de los hermanos que están a mi cargo» y no poder hacerlo por la distancia que le separa desde la Curia provincial en Colombia con el resto de países de la Provincia: Panamá, Guatemala, República Dominicana y España. No obstante, aclara que los avances en la comunicación permiten estar al día de lo que ocurre y poder estar en unas horas junto a los hermanos. Hacia el futuro, fray José David Niño sueña con que «podamos ser fieles al servicio del pueblo de Dios, al servicio de la Iglesia».
En su oración, el Prior provincial da «gracias por tantas bendiciones que el Señor me depara, a mí y a mi comunidad». Además de su acción de gracias, ora, en primer lugar, por el mundo y sus necesidades; por el Santo Padre y sus intenciones; por las necesidades de la Iglesia. «Oro y pido al Señor que bendiga a los gobernantes de las naciones. Asimismo, siempre recuerdo en mi oración a las familias y pido por los enfermos. No olvido a las personas que carecen del empleo, que tienen empleo y que son explotadas, o que simplemente carecen de una fuente de trabajo con el cual ganar el sustento diario».
Concluye su oración «de un modo especial pidiendo al Señor por los migrantes», así como por los agustinos recoletos, para que «nos mantenga en la unidad de corazones y podamos ser testimonio vivo de presencia de Dios en el mundo».