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Sor Irene Carrera comparte su experiencia en la misión de Kenia

La Hermana Irene Carrera Refugio, originaria de Puebla (México), ha dedicado casi una década de su vida a la comunidad religiosa en Lodwar (Kenia), una misión que describe como un canto de alegría pese a los numerosos desafíos enfrentados.

Como cuenta en esta entrevista, Sor Irene ingresó al Monasterio de San José en Tlaxcala el 27 de abril de 1995. Tras años de servicio en México, el 16 de septiembre de 2014, emprendió su viaje a Kenia, donde cumplió su anhelo de acompañar a los misioneros en su soledad y dificultades: siempre me ponía a pensar cómo vivían los misioneros en tierras de misión. Deseaba acompañarlos en su soledad.

Desde su llegada al país africano, Sor Irene ha experimentado grandes diferencias con su vida anterior en México. Como explica, adaptarse al clima y superar la barrera del idioma fueron algunos de los retos iniciales que enfrentó: a veces hay dificultades, sobre todo al principio. Para mí fue la lengua, entenderme con las personas, pero ya no es un obstáculo.

A pesar de las dificultades, Sor Irene encuentra consuelo en la gracia y misericordia de Dios: el Señor da caricias y su amor y su misericordia. Eso sostiene y hace que las dificultades que se ven humanamente, desaparezcan dice con esperanza.

El propósito de Sor Irene ha sido siempre ofrecer su vida por los sacerdotes, misioneros y la conversión de los pecadores, un propósito que ha tomado un giro inesperado al encontrarse ella misma en tierra de misión. 

Su sueño ahora es que el monasterio en Kenia se consolide y que se mantenga viva la vida contemplativa y el carisma agustino recoleto en el que se considera el corazón de África Oriental.

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