Una palabra amiga

Los desafíos de la crisis climática y la importancia de la acción

La Red ARCORES mantiene comunicación constante con nuestra delegación en Valencia y seguimos atentos a las necesidades que puedan surgir en esta emergencia, comprometidos en la ayuda a quienes han sido afectados por esta tragedia. Consulta aquí cómo colaborar con ARCORES.

Las devastadoras inundaciones que recientemente se cobraron más de 90 vidas y dejaron decenas de personas desaparecidas en Valencia (España) revelan de manera impactante la magnitud y la inmediatez de la crisis climática. El Informe 2023 del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) ya alertaba sobre los riesgos “futuros” del cambio climático, advirtiendo que “las emisiones continuadas afectarán aún más a todos los componentes principales del sistema climático. Con cada incremento adicional del calentamiento global, los cambios en los extremos seguirán aumentando. Se prevé que el calentamiento global continuado intensifique aún más el ciclo global del agua, incluyendo su variabilidad, las precipitaciones monzónicas y los periodos de clima extremadamente húmedo y seco…” (IPCC 2023, Informe de síntesis del IE6, Resumen para responsables de políticas, B.1.3, 12).

Este suceso catastrófico muestra que la amenaza es universal y no excluye a ninguna región.

Es un llamado de atención urgente para Europa y el mundo. Durante mucho tiempo, se pensó que los efectos extremos del cambio climático afectarían principalmente a naciones insulares y regiones vulnerables, pero estamos ante una realidad distinta: las ciudades europeas también se encuentran en riesgo. Este suceso catastrófico muestra que la amenaza es universal y no excluye a ninguna región. La crisis climática está en nuestras puertas y con ella, la amenaza directa a la vida humana y a los medios de subsistencia. Sin embargo, aún persisten la negación y la confusión respecto a la gravedad de la situación. Como ha expresado el Papa Francisco, “a pesar de todos los intentos de negar, ocultar, maquillar o relativizar la cuestión, los signos del cambio climático están aquí y son cada vez más evidentes…” (Laudato Deum, 5).

Este tipo de catástrofes climáticas afecta a todos, en todas partes y de manera inmediata. La política y la actuación deben estar a la altura del desafío.

Las personas y la naturaleza están en peligro, no solo en zonas vulnerables a tifones y huracanes. Este tipo de catástrofes climáticas afecta a todos, en todas partes y de manera inmediata. La política y la actuación deben estar a la altura del desafío, pero, lamentablemente, seguimos permitiendo actividades que incrementan el riesgo, como la minería descontrolada y la deforestación, mientras ignoramos las advertencias. Esto nos deja en una situación de creciente vulnerabilidad frente a catástrofes que ya son previsibles.

Las políticas nacionales y locales de adaptación rara vez abordan las vulnerabilidades climáticas con la profundidad que requiere la situación. Aunque se ha avanzado en energía verde y renovable, es necesario priorizar también la reducción del riesgo de desastres. El Marco de Sendai subraya la importancia de que los gobiernos inviertan en resiliencia y en la gestión de desastres, y promueve “la incorporación de la evaluación, la representación cartográfica y la gestión del riesgo de desastres en la planificación y gestión del desarrollo rural, de áreas como montañas, ríos, llanuras costeras inundables, tierras áridas, humedales y todas las zonas propensas a sequías e inundaciones, determinando las zonas seguras para los asentamientos humanos y preservando a la vez los ecosistemas que contribuyen a reducir los riesgos…” (Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, Prioridad 3, 30.g).

Alentamos a las comunidades y a las instituciones a manifestar su solidaridad y a movilizarse en apoyo de las víctimas, tal como nos invita el Papa Francisco en Laudato Si’.

En este trágico suceso, hemos sido testigos de una verdadera catástrofe ecológica en España. Lloramos y rezamos por quienes perdieron la vida y por los que sobrevivieron a estas inundaciones devastadoras. Esperamos que los afectados reciban toda la ayuda necesaria en este momento de emergencia. Además, alentamos a las comunidades y a las instituciones a manifestar su solidaridad y a movilizarse en apoyo de las víctimas, tal como nos invita el Papa Francisco en Laudato Si’: “con un sentido solidario que es al mismo tiempo conciencia de habitar una casa común que Dios nos ha prestado. Estas acciones comunitarias, cuando expresan un amor que se entrega, pueden convertirse en intensas experiencias espirituales…” (LS, 232).

Fr. Jaazeal Jakosalem, OAR

 

 

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