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El Monasterio de la Encarnación de Madrid: guardián español de reliquias desde el siglo XVII

En pleno centro de Madrid, a escasos metros del Palacio Real, el Real Monasterio de la Encarnación se alza como uno de los grandes testimonios del arte y la espiritualidad del Siglo de Oro español. Fundado en 1616 por orden de Felipe III y, especialmente, por el deseo de su esposa, Margarita de Austria-Estiria, recientemente, un artículo del periódico EL DEBATE, ha destacado cómo este monasterio de monjas agustinas recoletas guarda en su interior más de 1.000 reliquias, una colección única que solo es superada por el Vaticano.

Una joya arquitectónica del Madrid de los Austrias

El monasterio fue diseñado por el arquitecto real Juan Gómez de Mora, en un estilo austero y elegante que marcó el modelo de arquitectura de la época de los Austrias. Construido sobre los terrenos de los marqueses de Pozas, adquiridos por el rey por su proximidad al Real Alcázar, el edificio destaca por su sobria fachada herreriana y una disposición funcional que alberga tanto las celdas de las religiosas como el impresionante relicario.

Entre las piezas más destacadas del relicario se encuentra un corazón de plata con el omóplato de santo Tomás de Villanueva, así como una ampolla que, según la tradición, contiene la sangre de san Pantaleón y se licúa cada 27 de julio. El monasterio no solo conserva estas reliquias, sino que las expone al público, convirtiéndose en un lugar de peregrinación y turismo cultural.

Legado de una reina devota

La colección inicial de reliquias, compuesta por 740 relicarios, fue un legado de la reina Margarita de Austria-Estiria, quien encomendó a las monjas la misión de rezar permanentemente ante estos objetos sagrados. Mariana de San José, fundadora de las agustinas recoletas y considerada una de las grandes místicas del Siglo de Oro, fue la primera priora del monasterio y supervisó personalmente las obras de construcción. El rey Felipe III colocó la primera piedra en un acto solemne en 1611, aunque la reina no llegó a ver terminada su obra, falleciendo poco antes de la inauguración en 1616.

El relicario: un tesoro vivo

A diferencia del Vaticano, el relicario del Monasterio de la Encarnación está abierto al público y ofrece la oportunidad de contemplar reliquias de santos, mártires y confesores que abarcan desde los primeros siglos del cristianismo hasta el siglo XX. Uno de los elementos más curiosos es el arcón donde se halló un manuscrito inédito de Teresa de Jesús, cinco siglos después de su muerte.

El salón de Reyes, otra de las estancias destacadas, exhibe retratos de los miembros de la Casa de Austria relacionados con las Fundaciones Reales, reforzando la conexión histórica y simbólica entre la monarquía y la comunidad religiosa.

Patrimonio espiritual y cultural

En el monasterio, que pertenece al Patrimonio Nacional, habita desde sus orígenes una comunidad de monjas agustinas recoletas. Procedentes de España y de otros países de América Latina y África, las religiosas compaginan su vida de oración con otros trabajos para el sustento de la comunidad. Conservando la parte del monasterio dedicada a la clausura, desde 1965, tanto iglesia y museo están abiertos al público. Además de la colección de reliquias, alberga importantes obras de arte de artistas como Vicente Carducho, Gregorio Fernández y Francisco Bayeu. Su altar mayor, diseñado por Ventura Rodríguez, es un ejemplo magistral del arte barroco.

Con más de cuatro siglos de historia y un legado que combina fe, arte y arquitectura, el Monasterio de la Encarnación es un símbolo vivo del esplendor del Madrid de los Austrias y una joya única que conecta a los visitantes con el pasado espiritual de España. La presencia de la comunidad de agustinas recoletas hace que sea un lugar que exhala espiritualidad en el corazón de Madrid.

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