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Peregrinos con esperanza: primera Misión y segundo Campamento Nacional de las JAR en Perú

Las Juventudes Agustino Recoletas de Perú celebraron con entusiasmo su primera Misión y segundo Campamento Nacional 2025. El escenario elegido para esta significativa experiencia fue Chulit, un pequeño pueblo de Chota, en la región de Cajamarca, en plena sierra norte del Perú.

El objetivo de este evento fue movilizar a todos los Centros JAR del país, fortaleciendo los pilares fundamentales de su carisma. Bajo el lema «Peregrinos con esperanza», asumido por la Orden para el año 2025, los organizadores decidieron fusionar la Misión y el Campamento en un gran encuentro nacional, alejado de la capital.

La fecha elegida fueron los últimos días de enero, coincidiendo con las vacaciones estudiantiles. La Coordinación Nacional de las JAR asumió el reto logístico de movilizar a ochenta jóvenes procedentes de Cajamarca, Chiclayo, Chota y Lima hasta esta pequeña localidad andina. La planificación consideró los desafíos del terreno, el clima extremo y la temporada de lluvias, logrando que el evento se desarrollara con éxito.

Un encuentro marcado por la comunidad

La naturaleza se convirtió en aliada de la actividad, regalando días soleados que facilitaron las visitas misioneras. Los jóvenes se organizaron en pequeños grupos liderados por un agustino recoleto o un coordinador JAR, recorriendo el poblado para acompañar a ancianos y enfermos. Otro grupo se dedicó a la formación de niños, transmitiendo la fe de manera lúdica y cercana, mientras que un tercer equipo trabajó con los adultos en la capilla local.

El cierre de la misión estuvo marcado por una Eucaristía festiva en la capilla de Chulit, construida con adobe, madera y calamina. La celebración fue presidida por Fr. Nicolás Vigo, asesor nacional de las JAR en Perú, quien animó a los jóvenes a asumir compromisos serios con la Orden, optar por los valores del Reino de Dios y continuar la labor evangelizadora iniciada por los agustinos recoletos en la región desde 1945.

Una experiencia de fraternidad y espiritualidad

Además de la dimensión misionera, el evento fomentó la amistad y la interacción entre los jóvenes de los cinco centros JAR del Perú, incluyendo Lima, que ahora cuenta con comunidades en Santa María Magdalena y Santa Rita de Casia. La metodología empleada incentivó el trabajo en equipo, rompiendo localismos y reforzando la comunidad agustiniana.

El entorno natural también desempeñó un papel clave, ofreciendo paz y recogimiento, así como un escenario desafiante que favoreció la introspección. Uno de los momentos más memorables fue la Adoración nocturna al Santísimo, realizada al aire libre y rodeada de los elementos naturales: aire, tierra, agua y fuego. El ambiente de oración se complementó con cantos y música, creando una experiencia espiritual profunda.

La convivencia se enriqueció con juegos, fogatas, gincanas, espacios de diálogo y una tradicional barbacoa campesina que cerró con alegría esta primera Misión y segundo Campamento Nacional de las JAR en Perú. Sin duda, una vivencia transformadora que deja huella en la vida de cada participante y en la comunidad que los acogió.

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