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Martín Valverde conmueve con su testimonio en los Diálogos de Casiciaco

El cantautor católico Martín Valverde ha compartido su testimonio de vida y fe en el programa Diálogos de Casiciaco, impulsado por la Orden de los Agustinos Recoletos. Bajo el título “Detrás de la cruz, la esperanza”, Valverde ha contado a los asistentes experiencias profundamente personales atravesadas por el dolor, la pérdida y la gracia pero que, como dice, “reafirman que la cruz no es el final, sino el punto de partida de una esperanza viva”.

Desde su estudio en Guadalajara (México), acompañado virtualmente por la periodista y miembro del equipo de comunicación Victoria Montaner, el consejero general responsable de las Juventudes Agustino Recoletas (JAR), Fr. Ismael Xuruc  y la joven cantante Nancy Cervantes, el artista costarricense-mexicano ha expuesto la profundidad de su relación con Dios.

“La cruz no se explica desde lejos. Es de cruz a cruz que nos miramos”

El diálogo comenzó con una sencilla pregunta sobre el vínculo entre la cruz y la esperanza: “Creo plenamente que para llegar al domingo de Resurrección hay que pasar por el viernes de Pasión. Pero el viernes más el domingo suman esperanza. Y no una esperanza cualquiera, sino una esperanza viva”, afirmó, citando la primera carta de Pedro: “Demos gracias al Padre porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos nos hizo renacer a una esperanza viva” (1 Pe 1,3).

Entre los momentos más conmovedores estuvo el recuerdo de un accidente automovilístico que sufrió junto a su esposa y en el que perdió a su hijo Pablo: “Me desperté dos hospitales después. Tenía afectaciones en la cabeza, problemas de visión… y estaba tratando de ver si aún podía cantar”. Y en ese contexto, vivió una revelación que, según dice, jamás olvidará.

“Estaba cantando ‘Mira la cruz’ cuando sentí que el Espíritu Santo me decía: ‘Martín, es en serio. Mira la cruz’. No desde el escenario, no desde un púlpito, no desde la distancia. De cruz a cruz. Fue como si Jesús me dijera: ‘Mi cruz explica la tuya. Mi cruz carga la tuya. Mi cruz ama tu cruz. Y aquí estoy. No te veo de lejos’”.

“Yo no soy cantante. Soy comunicador, y uso la música como excusa”

Martín Valverde no es un músico al uso. Se define como “comunicador” y ve en la música una herramienta para llegar al alma: “Como dice Rubén Blades: la música es un pretexto. Pero es un hermoso pretexto”, confesó entre risas. Con más de 44 años de trayectoria y más de 30 discos publicados, el artista aseguró que nunca ha pensado en dejar su vocación: “Dios no me contrató, me salvó. Si me quitan a Jesús, no me queda nada”.

Recordó, además, que su vocación comenzó incluso antes de nacer. Su madre, siendo apenas una adolescente, lo consagró a Dios cuando supo que estaba embarazada. Al salir de la iglesia, vio la imagen de San Martín de Porres y decidió llamarlo así si nacía varón. “Ese fue el primer ladrillo”, confesó Valverde. “Y Dios se lo tomó muy en serio”.

Más adelante, añadió: “Mi hermana me regaló un Nuevo Testamento y me dijo: ‘Martín, Jesús te ama’. Esa fue mi entrada. Ahí empezó todo”.

“Cada vez que canto, mi hermana gana intereses allá arriba”

Martín también compartió recuerdos dolorosos, como la muerte de su hijo Pablo y de su hermana, quien fue clave en su conversión: “Antes de morir, me dijo: ‘No dejes de cantar’. Yo le prometí que lo haría. Y me respondió: ‘Es que mientras tú cantes aquí abajo, yo gano intereses allá arriba’. Desde entonces, cantar es también una forma de honrarla”.

A lo largo del encuentro, tanto Nancy Cervantes como Fr. Ismael compartieron cómo las canciones de Valverde marcaron sus vidas. Nancy, visiblemente emocionada, contó que ‘Nadie te ama como yo’ fue la canción que la llevó a formar parte de un coro: “Fue mi puerta de entrada a la música religiosa. Me hizo sentir que también yo podía transmitir esa emoción”, dijo.

Por su parte, Fr. Ismael recordó que ‘Vivir el hoy’, fue una canción que escuchó durante su etapa en el seminario y que “enciende la llama de la esperanza. Nos recuerda que las heridas no tienen la última palabra sobre nosotros. Vivir el hoy es una declaración de fe”.

Ademas, Valverde reveló que esta canción fue compuesta por una joven paraguaya, Zulma, cuando tenía apenas 16 años: “La escuché en un taller de músicos en Asunción. Me conmovió tanto que le pedí permiso para llevarla conmigo. Hoy la canto en todo el mundo”.

“La esperanza no es expectativa. La esperanza no defrauda”

Valverde subrayó que “la expectativa te lleva a desilusionarte. Pero la esperanza, la verdadera esperanza cristiana, no defrauda. Es confiar tu dolor, tu vida, tu cruz, a Aquel que sabe qué hacer con eso”.

Con la pérdida de su padre aún reciente, Valverde reconoció que la esperanza no borra el dolor, pero lo ilumina: “El duelo no se niega. Se vive. Se llora. Se abraza. Pero no es el final. Y la cruz no es una derrota. Es un puente”.

“Si logramos que alguien que nos escucha se sienta también escuchado, entonces la música cumple su propósito. La esperanza es contagiosa. Pasa de uno a otro. Como un fuego”

Un canto final a los jóvenes: “Tú tienes la llave”

Para concluir el encuentro, Valverde ofreció una canción en vivo dedicada a los jóvenes. Un mensaje directo, sincero, sin adornos:

“No te estoy pidiendo que creas en Dios.  

Te estoy recordando que, no importa tu historia,  

Dios todavía cree en ti”.

Con su guitarra en mano y la voz quebrada por la emoción, les recordó:

“Ten calma. La vida está llena de cosas a enfrentar. Pero aún así, es bella.  

Tú tienes la llave. Abres o cerrarás”.

“La tumba sigue vacía”

Martín cerró su participación con un mensaje cargado de fe pascual: “Una vez, al entrar al Santo Sepulcro en Tierra Santa, salí y me preguntaron qué vi. Les dije: ‘Nada. No hay nadie ahí’. Y eso es lo hermoso. Que la tumba sigue vacía. Ese es el verdadero motor de nuestra esperanza”.

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