Fray Alfonso Dávila, desde la Parroquia Santa Rita de Madrid, comparte un emotivo testimonio personal sobre cómo las rosas han cobrado nuevos significados en su vida: del amor adolescente a la oración por los imposibles en la parroquia de Santa Rita. Un homenaje floral a la esperanza.
Las rosas de mi adolescencia
Cuando era adolescente, una de mis canciones favoritas era Rosas, de La Oreja de Van Gogh. En aquella época, las rosas tenían un sentido muy distinto al que tienen hoy en mi vida. Entonces, eran una muestra de amor romántico. Me imaginaba capaz de llevar mil rosas a la persona amada.
Rosas para María
Con los años, las rosas dejaron de ser para una chica y se convirtieron en un regalo para la Virgen María, especialmente durante el mes de mayo. En el año de mi noviciado, 2016, las rosas eran una ofrenda significativa, dirigidas a alguien a quien quería profundamente y a quien le pedía protección. Ese año, las regalé cantando el himno a la Virgen del Camino, ese que todos aprendimos en el noviciado.
Rosas para Santa Rita
Tuvieron que pasar cuatro años para que volviera a regalar rosas. Fue al llegar a mi primer destino como religioso, a mi primer amor: mi querida parroquia de Santa Rita. Esta parroquia, que sin temor defenderé como la catedral de los Agustinos Recoletos en Europa —y si me apuras, en el mundo—, se convirtió en el nuevo jardín donde florecen mis oraciones.
Desde que vivo en Santa Rita, cada año regalo rosas. Ya no es una, como en mi adolescencia; ni una docena, como en el noviciado; ni siquiera mil, como en la canción que cantaba de joven. Desde que estoy aquí, se regalan miles de rosas. Pero no son rosas cualquiera: son especiales.
Rosas que son oración
Este 2025, año de la esperanza, regalaremos 3.000 rosas. Cada una de ellas se convierte en oración de los fieles de la parroquia y de todo Madrid. Miles de personas se acercan a nuestro hermoso templo de Chamberí para presentar a la abogada de imposibles sus sueños: formar una familia, concebir un hijo tan deseado, encontrar un trabajo, o pedir la curación de una enfermedad.
Cada rosa en Santa Rita es una súplica sincera a la santa, para que sus pétalos lleven al oído de Cristo Buen Pastor las necesidades más íntimas de sus hijos.
Gracias, Santa Rita
Cada 22 de mayo es un día de gratitud y de petición en nuestra parroquia. Es un día en el que las rosas se transforman en plegarias vivas. Un día que, aunque podría parecer el menos pensado, Santa Rita espera —con la carita empapada— que lleguemos con nuestras 3.000 rosas, esas que son nuestra oración sincera.
Gracias, Santa Rita, por cuidarnos. Por darle sentido a mis rosas. A las rosas de mi vida. Por enseñarme que las rosas son importantes.
Fray Alfonso Dávila
Madrid, 2025