En Salamanca, Casa Talita es mucho más que un refugio: es un hogar donde la vida renace. Impulsada por la colaboración de los ARCORES la red solidaria de la familia agustino recoleta, las Hijas de Jesús (Jesuitinas) y las Hermanas de la Consolación, con el apoyo generoso de la Diócesis de Salamanca, esta casa ofrece a mujeres jóvenes una nueva oportunidad para levantarse y caminar hacia un futuro digno y esperanzador.
Salamanca, España |Sábado 7 de junio 2023 | Información: Diócesis de Salamanca | Redacción Oficina de Comunicación.
Un proyecto que nace de una necesidad
José María Bernal, laico agustino recoleto y delegado de ARCORES en Salamanca, explica el origen de Casa Talita:
“Detectamos que muchas jóvenes, al salir de los centros de protección de menores al cumplir la mayoría de edad, quedaban sin un recurso de continuidad. Necesitaban un hogar, pero también apoyo en su formación, su inserción social y laboral.”
Así, surgió la idea de ofrecer acompañamiento integral a estas jóvenes: un lugar donde puedan vivir, formarse y reconstruir su vida. Pronto se unieron las Hermanas de la Consolación y las Jesuitinas, creando un proyecto conjunto, sólido y profundamente eclesial.
La colaboración con la Diócesis de Salamanca, que cedió una vivienda de forma desinteresada, ha hecho posible que Casa Talita sea una realidad viva, uniendo carismas religiosos y sensibilidad pastoral en favor de las jóvenes más vulnerables.
Un compromiso compartido
Casa Talita es fruto del trabajo conjunto de tres carismas religiosos que han unido fuerzas para responder a una necesidad real.
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ARCORES, red solidaria de los Agustinos Recoletos, aporta su experiencia en proyectos sociales y de acompañamiento.
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Las Hijas de Jesús (Jesuitinas), con su tradición educativa y de formación integral.
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Las Hermanas de la Consolación, con su carisma de atención a los más vulnerables.
A esta colaboración se suma el apoyo inestimable de la Diócesis de Salamanca, que ha cedido la vivienda donde el proyecto se hace realidad, en un gesto de comunión eclesial y generosidad pastoral.
“Es un testimonio hermoso de lo que somos capaces de hacer cuando caminamos juntos”, expresan desde las instituciones promotoras.
Talita kum: ¡Levántate!
El nombre de la casa tiene un profundo eco evangélico. Talita kum, las palabras de Jesús a la hija de Jairo (“Niña, a ti te digo, levántate”), resumen la misión de este hogar: ayudar a levantarse, acompañar con ternura y decisión. Como explican desde el equipo coordinador —formado por miembros de las tres instituciones religiosas—:
“Queremos tenderles la mano para que puedan ponerse de pie, ser autónomas y caminar por la vida con dignidad.”
El logo de la casa, con cuatro llamas que simbolizan las tres congregaciones y la Diócesis, en forma de casa y flecha ascendente, expresa esta misión de acogida y crecimiento.
Una oportunidad real de vida nueva
Casa Talita ofrece más que un techo: ofrece formación, acompañamiento emocional, habilidades de vida independiente y preparación laboral. Se busca que las jóvenes no solo tengan donde vivir, sino que puedan proyectar su futuro con responsabilidad y esperanza.
“No pedimos nada a cambio. Lo que queremos es que aprovechen esta oportunidad, que vean que no están solas y que su vida puede ser diferente”, explican desde el proyecto.
El modelo es claro: acompañar en la sombra, sin protagonismo, pero con presencia constante, para que ellas sean las protagonistas de su propio proceso de emancipación.
La Iglesia que acompaña y levanta
Casa Talita es una manifestación concreta de la caridad evangélica y del potencial de la colaboración eclesial. Un signo de que cuando la Iglesia camina unida, la esperanza se vuelve hogar.
Desde la familia agustino recoleta y junto a todas las instituciones implicadas, damos gracias por este proyecto, que es un testimonio de fe viva, solidaridad concreta y compromiso con la vida.