Servir en la cuna de la Iglesia. Así podría resumirse la experiencia de Fray Dionisio Emanuel García Acuá, joven religioso agustino recoleto, de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, quien participó del 6 al 11 de mayo como voluntario en Roma en el Jubileo 2025. Una semana de entrega, oración y comunión que refleja el rostro joven y comprometido de la Iglesia; y que le hace peregrino de esperanza de una manera diferente, desde el servicio entregado.
Una invitación y una respuesta generosa
Fray Dionisio es uno de los 25.000 voluntarios que, según estima la organización del Jubileo 2025, colaborarán en este Año Santo. Forma parte del amplio grupo de laicos, religiosos y sacerdotes que están regalando su tiempo y entrega para que este tiempo de gracia y esperanza se viva con orden, acogida y alegría.
Durante esa semana, en plena ciudad eterna, junto a jóvenes de distintas nacionalidades y carismas, vivió una experiencia marcada por la fraternidad, el testimonio cristiano y la preparación espiritual del Año Santo.
“Me sentí llamado a salir de mí mismo, a ofrecer mi tiempo y energía a los demás”, comparte Fray Dionisio. “Fue también un momento para volver a lo esencial: estar al servicio del Evangelio, como san Agustín, con los pies en la tierra y el corazón en Dios”.
Silencio, escucha y servicio
Los días en Roma no estuvieron marcados por la prisa, sino por la escucha activa, el acompañamiento a peregrinos, y la formación práctica y espiritual. Entre las plazas y basílicas, Fray Dionisio sintió que también él era peregrino de esperanza.
“Como agustino recoleto, el silencio vivido en medio del bullicio fue parte de mi oración”, afirma. “Servir con humildad, ver rostros de todas las naciones y ayudar a cada persona fue un gesto sencillo, pero profundo”.
Una Iglesia en salida, joven y universal
El testimonio de Fray Dionisio muestra lo que el Papa Francisco tanto ha repetido: la Iglesia necesita jóvenes con los zapatos puestos, dispuestos a caminar, a ayudar, a anunciar.
En su paso por Roma, no solo fue testigo de la diversidad y riqueza de la Iglesia, sino también parte viva de ese pueblo en camino hacia el Jubileo, donde el lema “Peregrinos de esperanza” cobra cuerpo y rostro.
“La Iglesia está viva. Es joven. Y camina. Fui testigo de eso. Volví con el corazón renovado y más enamorado de mi vocación”.
Una llamada para toda la familia recoleta
La participación de Fray Dionisio en este voluntariado es también una invitación para los jóvenes de las JAR, los laicos, y todos los miembros de la familia agustino recoleta a sumarse activamente al Jubileo.
El servicio voluntario, en cualquier rincón del mundo, es una forma concreta de ser constructores de la Ciudad de Dios.
Peregrinos de esperanza, servidores con alegría
La experiencia de Fray Dionisio en Roma es un signo más de cómo el carisma agustino recoleto sigue latiendo en el corazón de la Iglesia. Desde el silencio interior hasta el anuncio del Evangelio con gestos concretos, este servicio anticipa lo que será el Año Santo: una fiesta de la fe, una llamada a la conversión, una oportunidad para caminar juntos.