“Concédeme conocer mejor qué es lo que me mueve, para rechazar aquello que me aleja de Cristo, y así más amarlo y servirlo”. Así concluye la oración que el Papa León XIV ha recitado en el nuevo Video del Papa de julio, en el que propone como intención mensual “la formación para el discernimiento”. Su plegaria, cargada de profundidad espiritual y humanidad, resuena como una invitación universal a detenernos, a escuchar y a elegir con el corazón en Dios.
Un camino que se escucha desde dentro
El discernimiento, ese arte tan antiguo como la fe misma, es hoy más necesario que nunca. Vivimos expuestos a miles de estímulos, decisiones constantes, caminos diversos. El Papa León XIV nos advierte de la necesidad de “rechazar todo lo que nos aleje de Cristo y del Evangelio” y de aprender a “elegir caminos de vida”, algo que no se improvisa, sino que se cultiva en el silencio, la oración y el autoconocimiento . En su oración, el Santo Padre clama:
“Santo Espíritu, luz de nuestro entendimiento, dulce aliento en nuestras decisiones, concédeme la gracia de saber detenerme para escucharte atentamente” . Y añade con el Santo Padre: “Deseo que mis elecciones me conduzcan a la alegría del Evangelio, incluso si debo luchar, dudar, buscar y comenzar de nuevo”.
San Agustín: conocerse a uno mismo para conocer a Dios
San Agustín vivió en carne propia ese combate interior. Sus Confesiones son, quizás, uno de los mejores manuales de discernimiento espiritual jamás escritos.
En ellas narra su propia travesía, sus dudas, sus deseos, sus resistencias… y su rendición confiada a Dios:
“Yo era el que quería y era también yo el que no quería. Precisamente porque no quería plenamente, ni plenamente no quería, por eso luchaba conmigo mismo” (Confesiones, VIII,10,22).
Agustín nos enseña que discernir no es sólo elegir entre lo bueno y lo malo, sino aprender a reconocer lo que Dios quiere de nosotros en lo concreto. Es, como él mismo suplicó, “conocerse a uno mismo para conocer a Dios”.
En uno de los momentos más bellos de su conversión, dice:
“Se infiltró en mi corazón una luz de seguridad y se disiparon todas las tinieblas de mis dudas” (Confesiones, VIII,12,29).
Formarse en el arte del discernimiento
La intención del Papa para este mes no es solo rezar, sino también formarse. El discernimiento exige esfuerzo interior, humildad, acompañamiento espiritual, lectura orante de la Palabra y apertura al Espíritu Santo. San Ignacio de Loyola, quien sistematizó la pedagogía del discernimiento, hablaba de “mociones interiores”, esos movimientos del alma que hay que aprender a leer, como brújulas que nos orientan hacia Dios o nos alejan de Él.
San Agustín, por su parte, señala con fuerza que el discernimiento implica tener un corazón despierto:
“¿No podrás tú lo que estos? ¿Por qué te apoyas en ti, que no puedes tenerte en pie? Arrójate en Él… que Él te recibirá y te sanará” (Confesiones, VIII,11,27).
Un acto profundamente humano y eclesial
Discernir es también caminar con otros. Como recuerda el padre Cristóbal Fones, director de la Red Mundial de Oración del Papa:
“Aprender a discernir juntos, escuchando las experiencias y perspectivas de otros, enriquece nuestro propio proceso de discernimiento”.
Y en medio del Año Santo 2025, discernir cobra una especial relevancia. Porque la indulgencia jubilar no es un acto aislado, sino una oportunidad para alinearnos con lo que Dios sueña para nosotros.
En palabras del Papa León XIV
“Concédeme conocer mejor qué es lo que me mueve, para rechazar aquello que me aleja de Cristo y así más amarlo y servirlo” .
¿Y tú? ¿Sabes qué es lo que te mueve?
Te podemos ayudar a encontrar: ¿Para quién soy?
Tal vez sea el momento de hacer una pausa, de abrir el Evangelio, de confiar como Agustín bajo la higuera… porque quien busca con sinceridad, siempre encuentra. Y a veces, discernir no es encontrar respuestas inmediatas, sino abrazar con fe el proceso de escuchar.