Actualidad | Te contamos

Sermones de San Agustín: la palabra que encendía corazones

san agustin

Dentro de la campaña Agosto con A de Agustín, descubrimos el poder de la predicación agustiniana: más de 400 sermones que siguen hablando al corazón del creyente, como el célebre Sermón 272, donde el obispo de Hipona invita a “ser lo que recibes” en la Eucaristía

Un pastor que hablaba al corazón

San Agustín no predicaba para expertos. Sus sermones no eran tratados académicos, sino palabras cercanas, directas y profundamente bíblicas. Hablaba al corazón de su pueblo. Él mismo lo decía:

“Yo soy obispo, pero con vosotros soy cristiano” (s. 162C,2).

En sus homilías se respira la voz del pastor que ama a su rebaño.

Un tesoro vivo de la Iglesia

Hoy conservamos más de 400 sermones de san Agustín. En ellos encontramos un caudal de enseñanza pastoral, espiritualidad encarnada y amor a la Iglesia. Sus temas son universales: el amor, la humildad, la unidad eclesial, el misterio de Cristo, la caridad.

Predicar, para Agustín, era encender el corazón. Lo resumía así:

“Que arda en vosotros la llama del amor” (en. Ps. 33,2,6).

Sus sermones eran breves, claros, llenos de ejemplos cotidianos. No solo enseñaban: encendían el alma.

Sermón 272: “Sed lo que veis, recibid lo que sois”

Entre sus predicaciones, el Sermón 272 es uno de los más conocidos. Se dirige a los neófitos, recién bautizados, para explicar el misterio de la Eucaristía.

Sobre el altar, dice Agustín, vemos pan y vino. Pero, según la fe, son el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Y aquí introduce su enseñanza más famosa:

“Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros. Sobre la mesa del Señor está el misterio que vosotros mismos sois: recibís el misterio que sois”.

El pan, formado por muchos granos; el vino, fruto de muchas uvas. Ambos signos expresan la unidad de los creyentes en Cristo. Por eso, quien recibe el Cuerpo de Cristo debe vivir en el vínculo de la paz y la comunión.

Una predicación que sigue respondiendo hoy

¿Por qué sus sermones nos siguen hablando después de 1.600 años?

Porque tocan las mismas heridas y búsquedas que hoy llevamos en el alma:

  • La soledad.

  • El pecado y el deseo de reconciliación.

  • La sed de sentido y de comunión.

En cada frase, san Agustín une la Palabra de Dios con la vida real. Nos invita a mirar nuestra historia como historia de salvación y a dejar que la gracia transforme nuestra vida.

Agosto con A de Agustín: un mes para escuchar su voz

En este mes de san Agustín, sus sermones son una oportunidad para volver a lo esencial: vivir la fe con sencillez, con ardor y en comunión.

En palabras del propio Agustín:

“Sed lo que veis, recibid lo que sois”.

Un recordatorio de que la Eucaristía no es solo un sacramento que recibimos, sino una llamada a ser Cuerpo de Cristo en el mundo.