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“Volver al origen”: una semana para cuidar la llama vocacional en Ahuatepec

Nos invitó a mirar hacia dentro para identificar nuestra experiencia fundante y revivir esos encuentros con el Señor que sostienen la vocación”. Así resume una de las participantes el eje del Curso-Taller de Formación Permanente celebrado en la “Casa de la Recolección” de Ahuatepec (Morelos), guiado por Fr. Martín Luego Cid, vicario provincia en México.

El encuentro se desarrolló del 1 al 5 de septiembre de 2025 y estuvo dirigido a hermanas de votos solemnes. La propuesta, titulada “Experiencia fundante”, combinó exposición, ratos de silencio, trabajo por equipos y puesta en común. Todo lo que recibimos es gracia, repetían las religiosas al releer su propia historia a la luz de la Historia de la Salvación y de las facetas agustinianas —búsqueda y encuentro, discernimiento, interioridad y contemplación— que atravesaron las sesiones. 

Entre las ideas más citadas por las asistentes quedó una consigna concreta: “la experiencia fundante hay que cuidarla cada día para que no se enfríe”. Fue, dicen, un recordatorio práctico para la vida cotidiana en comunidad. 

La Palabra marcó el ritmo de la formación: en la segunda jornada, la reflexión se detuvo en las experiencias de Moisés y san Pedro, modelos de respuesta nacida del encuentro personal con Dios. “Nos ayudó a ver cómo el Señor se hace presente en nuestra propia historia y pide una respuesta hoy”, explicó otra de las hermanas. 

La vida litúrgica sostuvo el itinerario: el domingo 30 de agosto por la tarde, el Asistente Religioso, Fr. Gerardo Ruiz Murillo, presidió la Eucaristía de apertura; durante la semana, se celebró con fervor la Solemnidad de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de la Recolección, y acompañó también Fr. Isaac Almaraz Pinal, encargado de la casa. A mitad de semana, el neo-sacerdote Fr. José Antonio Hernández Hernández, celebró una de sus primeras misas, ocasión para el tradicional besa manos. La clausura llegó el 5 de septiembre con una Eucaristía de acción de gracias. 

No faltaron dinámicas para reforzar la fraternidad y la interioridad, ni el canto de la Liturgia de las Horas, que las unió —como reza el carisma— en “una sola alma y un solo corazón”. Las participantes expresaron su gratitud al equipo de formación, al personal de cocina y a las hermanas que permanecieron en los monasterios sosteniendo el trabajo diario. 

Las 47 religiosas llegaron desde los monasterios de Ahuacatlán de Jesús (S.L.P.), Cuautinchán (Pue.), Cuernavaca (Mor.), Jalpan de Serra (Qro.), Macuxtepetla (Hgo.), Morelia (Mich.), Papalotla (Edo. Méx.), Puebla (Pue.), Tecamachalco (Edo. Méx.), Tepeyahualco (Hgo.), Tlaxcala (Tlax.), Tula (Hgo.) y Xalapa (Ver.), testimonio de una participación amplia y diversa. 

“Me voy con tareas concretas: cuidar cada día la experiencia fundante y agradecer, porque todo es gracia. Eso mantiene viva la llamada”, compartió una de las asistentes al concluir el encuentro.