Roma, acoge del 22 de septiembre al 14 de octubre a veinticuatro jóvenes religiosos de la Orden. Procedentes de las cuatro provincias, comienzan una experiencia de formación permanente llamada «Peregrinos del deseo», bajo la coordinación de Fray Francisco Javier Monroy.
Un camino al corazón
La propuesta, incluida en el Plan de Formación Permanente 2025–2028 con el lema «Haz que me acuerde de ti», no busca una actualización académica, sino algo más profundo: preparar el corazón para que Dios actúe.
“La formación permanente son dos palabras sagradas para la vida consagrada. No es opcional, es parte esencial del camino vocacional”, subrayó Fray Javier en la homilía de apertura .
El programa se estructura en tres semanas: la primera centrada en mirar hacia dentro, la segunda en cómo el carisma dinamiza relaciones y misión, y la tercera en clave de jubileo, con un taller comunitario para soñar juntos. Habrá también un retiro espiritual y peregrinaciones agustinianas a Cascia, Tolentino y Genazzano.
Mirar el deseo, redescubrir lo esencial
“La formación permanente es volver siempre al centro de la persona”, recordó Fray Javier. Invitó a los jóvenes a preguntarse: “¿Dónde está mi corazón? ¿Hacia dónde va mi deseo?”. Y advirtió que no basta con hacer “muchas cosas eclesiásticas”: lo decisivo es dejar que Dios transforme el corazón.
En este espíritu, los religiosos de México, Colombia, Filipinas, Brasil, Cuba, Perú, Venezuela, Vietnam, Guatemala y España se han reunido para detener la inercia de sus tareas y discernir juntos el rumbo de su vocación.
Un pulso de familia y misión
La etapa quiere encarnar la espiritualidad agustiniana: mirar dentro para encontrar a Dios y compartir la fe en comunidad. Como recordaba el consejero general, “ustedes son lámparas. ¿Están dando luz? ¿O la están ocultando con falsa humildad o soberbia espiritual?”.
Esta experiencia es un signo de esperanza para la Orden: renovar el entusiasmo y fortalecer la dedicación apostólica de quienes están en los primeros años de vida consagrada. Porque, como señaló la nota oficial:
“la formación permanente no es un añadido, sino el pulso mismo de la vida consagrada” .