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La familia agustino recoleta celebra el Jubileo en comunión con Pedro

El 9 de octubre fue una jornada llena de gracia para la familia agustino recoleta. Por la mañana, participaron junto al Papa León XIV en la Eucaristía jubilar de la vida consagrada en la Plaza de San Pedro. Por la tarde, se reunieron en la basílica de San Agustín para orar ante los restos de Santa Mónica. En comunión con Pedro, con el corazón inquieto y agradecido, religiosos, religiosas, laicos y fraternos de distintas partes del mundo renovaron su vocación y celebraron el don de la vida consagrada.

El corazón consagrado late con fuerza en San Pedro

Miles de consagrados se reunieron en la mañana del 9 de octubre en la Plaza de San Pedro para participar en la Eucaristía jubilar presidida por el Papa León XIV. Entre ellos, una representación de más de 200 miembros de la familia agustino recoleta: frailes, monjas agustinas recoletas de las federaciones de España y México, comendadoras de Santiago, fraternos seglares y laicos, junto a religiosos de todas las edades y continentes.

En su homilía, el Papa León XIV reflexionó sobre los tres verbos de la oración evangélica: pedir, buscar y llamar, invitando a los consagrados a vivirlos con humildad, memoria y confianza.

“El Señor es todo. Lo es como Creador, como amor que llama, como fuerza que impulsa y anima a la donación.”

El Papa citó a san Agustín para hablar del deseo infinito de Dios que habita en el corazón humano:

«Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios» (Conf. 10,6.8).

Animó a los consagrados a ser testigos de los bienes futuros y oxígeno de amor duradero en un mundo sediento de sentido.

Oración junto a Santa Mónica: vocaciones encendidas

Por la tarde, la familia agustino recoleta se trasladó a la basílica de San Agustín en Campo Marzio, donde descansan los restos de Santa Mónica, para vivir un momento íntimo de oración y comunión. Los religiosos jóvenes dirigieron las preces, con la participación de toda la familia en la oración común. Cada petición fue elevada al Señor con la certeza de que la vocación consagrada es fecunda cuando nace y se sostiene en la oración perseverante.

Palabras del Prior General: “Queremos renovar el primer amor”

Tras las preces, el Prior General, fray Miguel Ángel Hernández, dirigió unas palabras llenas de gratitud, esperanza y profundidad espiritual:

“Aquí estamos casi 200 hermanos: frailes, monjas, comendadoras, fraternidad seglar… reunidos en esta basílica, junto a Santa Mónica, para decirle al Señor: aquí seguimos, con los pies cansados y el corazón intacto.”

Recordó con emoción a los religiosos con más de 50 años de vida consagrada que han venido a Roma a renovar su vocación y a los jóvenes que desean aprender de sus pasos:

“Queremos volver al fuego del primer amor. Que el fuego de nuestra vocación vuelva a encenderse, delante del corazón ardiente de san Agustín.”

El Prior General evocó a Santa Mónica como ejemplo de valentía, fe y determinación, una mujer que “no desistió nunca” y que hoy sigue siendo modelo para toda la familia:

“Jóvenes, aprended de Santa Mónica. Que nada se interponga entre vosotros y el amor de Dios.”

Concluyó agradeciendo la presencia de la fraternidad seglar, destacando el gozo de vivir unidos como hermanos. Tras sus palabras, impartió la bendición final a toda la asamblea, pidiendo la intercesión de san Agustín y santa Mónica.

Oración a Santa Mónica por la vida religiosa

El momento culminante fue la Oración a Santa Mónica, escrita por fray John Eduard Olarte, del equipo de animación del encuentro de religiosos jóvenes. En nombre de todos, se elevó esta súplica:

Oración a Santa Mónica por la Vida Religiosa

Santa Mónica, mujer de fe perseverante y madre incansable, que supiste esperar en Dios con el corazón lleno de esperanza, hoy te invocamos desde esta basílica donde descansan tus restos santos. Te presentamos, Madre, la vida consagrada de toda la familia agustiniana: nuestras comunidades, nuestros hermanos y hermanas que, siguiendo el ejemplo de tu hijo san Agustín, buscan amar y servir a Dios en fraternidad y verdad.

Intercede ante el Señor por nosotros, para que nuestra consagración sea siempre un signo de esperanza en medio del mundo. Enséñanos a orar con confianza, a esperar con paciencia y a amar con humildad. Que, como tú, sepamos permanecer firmes en la fe, fieles en la oración y ardientes en la caridad, peregrinos de la esperanza hacia la plenitud del amor de Dios.

Y ahora, Madre Santa Mónica, recibe nuestras intenciones y acompaña nuestros pasos. Que tu ejemplo de entrega y perseverancia sostenga nuestra vocación cada día. Haz que, como tú y tu hijo san Agustín, vivamos siempre en búsqueda de la Verdad y en comunión fraterna, para que toda nuestra vida sea alabanza a Dios y testimonio de su amor en la Iglesia. Amén.

Un día que marca el corazón

El 9 de octubre de 2025 quedará en la memoria como un día de unidad, oración y renovación. Como recordó el Prior General:

“Aquí seguimos, y queremos renovar nuestro sí”.

La familia agustino recoleta ganó el jubileo, se unió a Pedro, oró como Iglesia, y siguió caminando como peregrina de la esperanza, llamada a vivir cada día con el corazón inquieto.