Estas fueron las palabras que me quedaron en la cabeza después de escuchar a un grupo de mujeres discutiendo la escasez de alimentos en Cuba. Al principio no lo entendía porque lo que solía saber era que comíamos para satisfacer nuestra hambre, para llenarnos, y luego si hubiera tanta comida, entonces tendríamos algo que compartir.
Pero las cosas son diferentes aquí en Cuba. Recuerdo que, en mi país, Filipinas, comía dos trozos grandes de pollo en una sola comida, pero aquí en Cuba, en Banes, una comida significaba un trozo de pollo mediano. Luego, en mi área de misión, Tacajó, media pieza de pollo mediano significaba una comida para uno. Durante una comida, me quejé de que no era suficiente, pero tenía que ser suficiente. Una vez, compré 10 libras de pollo para nosotros pensando que, si consumimos todo, podríamos comprar más. En realidad, a pesar de la escasez de alimentos, todavía podíamos comprar alimentos en “Mipymes”, tiendas privadas, pero a precios astronómicos porque todos los bienes eran importados de otras partes del mundo, pero la gente en Cuba está acostumbrada a ahorrar lo poco que tienen porque nunca tienen suficiente dinero para comprar más.
Con un salario promedio de ocho a diez dólares al mes, ¿qué se puede comprar con ese magro salario? No todos aquí pueden comprar carne. Comer carne en Cuba es un lujo. Comer carne una vez a la semana en Cuba ya es una bendición. Es por eso por lo que cuando me quejé de lo poco que era la comida que nos preparaban —dos trozos de pollo mediano para cuatro personas— inmediatamente me di cuenta de que para ellos ya era demasiado.
Los cubanos cocinan un pequeño trozo de pollo para que lo compartan de cuatro a seis personas a la hora de comer. Aquí en Cuba no es necesario sentirse lleno. Lo importante es que cada miembro de la familia, e incluso los vecinos, tengan algo en el estómago para ponerse en marcha durante todo el día. Por lo tanto, ya estoy bendecido de comer media pieza de pollo en una comida y una pieza es incluso demasiado.
Hay cosas más peculiares aquí en Cuba que me gustaría compartir, cosas que nos harán pensar y darnos cuenta de lo bendecidos que somos en la vida, pero eso será para otro momento. Mi sueño para Cuba es que un día estén libres de todas estas dificultades en la vida traídas por su gobierno tirano y comunista. Sueño con que un día no habrá más escasez no solo de alimentos, sino de otras necesidades humanas básicas. Que un día los cubanos podrán decir: “Comemos para llenarnos y compartir”.
fray Kenneth Pahamutang