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‘Por una vida digna’: acompañamiento a adolescentes embarazadas en Bajos de Haina

En el municipio de Bajos de Haina, República Dominicana, el embarazo adolescente se ha convertido en una realidad común. Alana Alcántara, de solo 15 años, forma parte de esta realidad. Su historia refleja una problemática que afecta a miles de jóvenes en el país, donde la tasa de natalidad en adolescentes es de 90 por cada mil, casi el doble de la media mundial. La falta de recursos, de inclusión social y de prevención efectiva son algunos de los factores que agravan esta situación.

Por una vida digna

Frente a este panorama, el proyecto Por una vida digna, liderado por el padre Cruz Echeverría y respaldado por ARCORES Dominicana (Red Solidaria Internacional Agustino Recoleta), ha surgido como una luz de esperanza. Esta iniciativa, que arrancó oficialmente en noviembre de 2019, ofrece atención médica, acompañamiento emocional y formación a adolescentes embarazadas, muchas de ellas viviendo en condiciones de extrema pobreza. En sus primeros dos años, el programa ha asistido a más de 100 jóvenes, brindándoles no solo apoyo médico, sino también legal y psicológico.

El padre Cruz, quien lleva casi cinco décadas dedicando su vida a República Dominicana, es el impulsor de este proyecto. La idea surgió a partir de su experiencia en un dispensario médico que fundó en 1995, donde atendía a personas de bajos recursos. Al ver la necesidad de un apoyo más especializado para las jóvenes embarazadas, propuso crear un proyecto que no solo cubriera sus necesidades de salud, sino también las acompañara en su camino como madres.

El programa cuenta con un equipo multidisciplinar que se activa tan pronto una adolescente ingresa al proyecto. Desde charlas de formación sobre la prevención del embarazo hasta consultas médicas y psicológicas, el equipo se encarga de guiar a las jóvenes en un momento tan delicado de sus vidas. «Nosotros les ofrecemos toda la ayuda posible, pero también ellas se comprometen a formarse y cuidarse», explica en esta entrevista a Noticias de Navarra el padre Cruz.

El impacto social de estos embarazos no se limita solo a la salud física de las jóvenes, sino que afecta su futuro. Muchas de ellas abandonan la escuela, lo que reduce sus posibilidades de acceder a empleos formales y perpetúa el ciclo de pobreza. El proyecto intenta revertir esta tendencia, ofreciendo apoyo para que las adolescentes completen su educación y tengan mayores oportunidades laborales.

«Escuchar y ayudar a los demás es una de las cosas más grandes que podemos hacer»

Uno de los casos más conmovedores es el de Alana, quien sueña con ser azafata. A pesar de las dificultades, ha encontrado en el programa no solo apoyo médico, sino también un espacio donde compartir su experiencia con otras chicas en su misma situación. «Me han ayudado con medicinas, análisis y revisiones. Además, el apoyo psicológico ha sido crucial«.

El proyecto Por una vida digna no solo se ha consolidado en Bajos de Haina, sino que ya ha comenzado a expandirse a otros municipios, como San Cristóbal. Para el padre Cruz, el objetivo es claro: seguir creciendo y ofreciendo apoyo a quienes más lo necesitan. «La solidaridad y la cercanía son fundamentales en este trabajo. Escuchar y ayudar a los demás es una de las cosas más grandes que podemos hacer«.

Por último añade que “lo que hago no tiene que ver tanto con religión, celebraciones y cultos, sino con la atención a las personas, que en este caso son adolescentes, pero en otros son indigentes, personas mayores o enfermas. Para mí es clave la solidaridad y el establecer relaciones con las personas. Esa es la alimentación de mi vida espiritual”.

 

*Todas las fotografías son del periodista Unai Beroiz

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