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La misión en Marajó: «Esperanza en los rincones más vulnerables del Amazonas»

Desde 1899, la Orden se ha expandido y crecido exponencialmente, difundiendo amor, solidaridad, compasión y la palabra de Dios por todo Brasil, con un enfoque especial en la Isla de Marajó. Creada en abril de 1928, la Prelatura de Marajó, con sede en Soure, pasó a manos de los Agustinos Recoletos en octubre de 1930. Esta asignación siguió a la fundación de la Prelatura de Lábrea, en el Amazonas, en 1926, demostrando el creciente involucramiento de la Orden con la evangelización de regiones remotas de Brasil. La experiencia en Marajó marcó el inicio de un período de grandes desafíos, marcado por enfrentamientos y nuevos descubrimientos, en medio de la diversidad cultural de las poblaciones locales.

«Estamos en lugares en los que nadie quiere estar»

René González, coordinador de los proyectos en Brasil, natural de Valladolid y tras cinco años en el país, describe la misión con una profunda convicción: “Estamos en lugares en los que nadie quiere estar. Parecen muy bonitos en la televisión, pero en la vida real son difíciles de habitar. Hay situaciones de mucha vulnerabilidad, muchos peligros para los niños y niñas, que no tienen un horizonte. Pero, por parte de los misioneros y todas las personas implicadas en los proyectos, se ve mucho entusiasmo, mucha alegría y mucho esfuerzo”.

Marajó, donde el Amazonas se encuentra con el mar, ¡es el mayor archipiélago de agua dulce y salada del planeta! Con 16 ciudades y más de 500 mil habitantes, que llevan en sus venas la fuerza de indígenas y africanos, además de otras historias, Marajó es un mosaico de campos, bosques, playas y ríos. Esta tierra gigante, con casi 50 mil km², es un laberinto de caminos, donde ciudades, pueblos y haciendas se dispersan entre ríos y selvas. «En este lugar tan rico y desafiante, la historia de las misiones se entrelazó con la vida de las personas, intentando aliviar las muchas dificultades que enfrentaban», añade René.

Es importante recordar el papel fundamental de los obispos agustinos recoletos Dom Gregorio Alonso, Dom Alquílio Álvarez y Dom José Luis Azcona en la Prelatura del Marajó: «Ellos demostraron una Iglesia comprometida con la evangelización y sensible a las necesidades del pueblo. Construyeron una sólida estructura que apoya la educación, la salud y la promoción humana. Además, lucharon por derechos fundamentales como la educación, la salud y el trabajo, que a menudo eran desatendidos por los gobiernos locales», destaca el coordinador.

«Se está consiguiendo dejar una huella y alimentar la esperanza»

En la isla de Marajó, la Orden lleva a cabo una labor evangelizadora y transformadora de la sociedad a través de una amplia gama de proyectos. Iniciativas como la “Brinquedoteca e o Restaurante da Criança” en Portel, el “Centro Social frei Zacarías” en Salvaterra y los proyectos “Amanhecer Feliz” y “Jiu-Jitsu” en Breves son testimonios palpables de este compromiso. Estos espacios, basados en los pilares de la educación agustiniana y la promoción cultural, ofrecen actividades socioeducativas, apoyo pedagógico, evangelización, además de promover la socialización, la atención psicosocial, la formación profesional y el fortalecimiento familiar.

René, que vive en Río de Janeiro, destaca lo poco que incluso muchos brasileños conocen sobre la realidad de estos territorios del interior: “No lo conocen y no saben cómo de difícil es la vida en esos lugares también. El acceso a la educación es difícil, la pobreza, el trafico de personas, los episodios de abusos, de violencia… Son proyectos que intentan dar un poco de esperanza, sobre todo a las familias y a los niños. Después de 125 años se está consiguiendo dejar una huella y alimentar esa esperanza de que hay vida, de que se puede mejorar y de que la realidad, de verdad, puede cambiar”.

«Sabemos que juntos podemos lograr grandes cambios»

Desde marzo de 2022, el proyecto “Brinquedoteca e o Restaurante da Criança” (Portel) está funcionando a pleno rendimiento, beneficiando a 250 niños y adolescentes de Portel. Además de garantizar una deliciosa comida todos los días, el proyecto ofrece un montón de actividades divertidas, como refuerzo escolar, clases de música, danza, teatro y deportes. La idea es ayudar a estos niños a crecer felices y sanos, aprendiendo cosas nuevas y divirtiéndose mucho. «La escuela y la familia también participan activamente en este proyecto, porque sabemos que juntos podemos lograr grandes cambios«, ha explicado René.

El “Centro Social Frei Zacarias”, ubicado en Salvaterra, está siendo renovado y reorganizado durante los años 2023 y 2024. Este centro atiende a niños y adolescentes de los barrios de Salvaterra que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad económica, social y educativa. El Centro Social Frei Zacarias cuenta con tres proyectos principales:

  • Proyecto Bien Educar: Con un enfoque en fortalecer las habilidades en matemáticas y portugués, este proyecto brinda apoyo a 80 niños y niñas entre 7 y 14 años. Además de las clases tradicionales, se ofrecen talleres de música y computación. El propósito principal es ayudar a los estudiantes a alcanzar un mejor desempeño escolar y superar los obstáculos que enfrentan en la educación primaria.
  • Proyecto de Inclusión Digital: Este proyecto, dirigido a 114 estudiantes de diferentes edades, busca familiarizarlos con las herramientas digitales. La inclusión digital es clave para su desarrollo personal y profesional.
  • Proyecto Musical “Tocando un Sueño”: Con el objetivo de fomentar la música como parte integral de nuestra cultura, este proyecto ofrece clases de flauta, guitarra y teclado a 120 niños, adolescentes y jóvenes.

«Impulsar y acompañar el espíritu misionero de la Orden»

La Parroquia de Santa Ana, ubicada en Breves, desempeña un papel fundamental en la vida de un gran número de personas. Cuenta con diversos proyectos innovadores, entre los que destaca “Amanhecer Feliz”, que brinda apoyo a más de 130 niños mediante refuerzo escolar, actividades deportivas y catequesis. Asimismo, en la escuela Santa Mónica, los niños aprenden Jiu-Jitsu y cultivan valores como el respeto y la colaboración.

Los proyectos se han convertido en instrumentos clave para combatir el analfabetismo, la explotación sexual, el trabajo infantil y la desigualdad social. Estos proyectos sociales son un espacio privilegiado para poner en práctica la misión y el carisma agustiniano recoleto: «ARCORES, como Red Solidaria de la Familia Agustiniana Recoleta, se enorgullece de impulsar y acompañar el espíritu misionero de la Orden».

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