Me siento indigno y dudoso de compartir esto con ustedes, ya que no tengo la misma experiencia ni el conocimiento profundo en la misión. Sin embargo, siempre tengo presente que, donde quiera que vaya y cualquier asignación que me sea encomendada, debo obedecer y confiar plenamente en el Señor, pues es Su voluntad para mí. En otras palabras, esto se resume en mi actitud positiva como religioso y sacerdote. ¿Puedo tener la mentalidad de estar siempre disponible por el bien del Reino de Dios? ¿Puedo salir de mis zonas de comodidad? Si se me elige para una misión local o en el extranjero, ¿aún albergaré dudas para aceptarla?
La verdad es que ser asignado a una misión, ya sea local o internacional, requiere una disposición y actitud adecuadas para ser verdaderamente efectivo en el ministerio y apostolado. Por supuesto, es inevitable enfrentar desafíos y oportunidades que nos hagan crecer como sacerdotes y religiosos. Estos son los retos y oportunidades que he encontrado en la misión en Tambo: tenemos dieciséis capillas bajo nuestro cuidado y guía. Para mí, es un desafío administrar los sacramentos en las zonas más remotas de nuestro apostolado y misión.
Resuenan en mi corazón las palabras del Papa Francisco en su exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’, ‘La Alegría del Evangelio’, cuando dice: «¡Vayan a las periferias y proclamen el Evangelio con alegría!» Estas palabras son mi motivación cada vez que me subo a una motocicleta para dirigirme a esas periferias y llevar la buena nueva de la salvación. Admito que debo ser cauteloso y que a veces siento cierto temor al recorrer los caminos rocosos, fangosos y peligrosos de las áreas de nuestro apostolado. Sinceramente, no sé lo que sucederá, pero debo aprender a confiar todo al Señor e invocar Su guía y protección, tanto para mí como para mis compañeros.
Otro de los desafíos más difíciles que debo afrontar es cruzar el río. Es más sencillo para nosotros cruzarlo cuando el clima está soleado que cuando llueve. Sin embargo, nunca se puede predecir con certeza el clima en las montañas. No me importa mojarme ni sudar siempre y cuando pueda celebrar la misa y administrar los sacramentos. La verdadera alegría de nuestros feligreses y su entusiasmo por recibir a Jesús en la Sagrada Comunión me inspiran profundamente. Son personas sencillas, con hambre de la Palabra de Dios, y para mí, ellos son mi inspiración mientras vivo mi vida evangélica como recoletos agustinos.
Me pregunto repetidamente: ¿Vivo mi vida como religioso? ¿Estoy satisfecho con lo que tengo? Me recuerdo constantemente vivir una vida simple y proclamar la buena nueva de la salvación con alegría y amor.
Otro desafío que debo enfrentar es cómo recaudar fondos para ayudar a los pobres y las áreas más marginadas de nuestra misión. Honestamente, no sé qué hacer ni cómo hacerlo, aunque la intención de ayudar siempre está presente. ¿Qué métodos y recursos debo utilizar para recaudar fondos? ¿Soy capaz de llevar a cabo mis planes y metas? Estas son las preguntas que debo hacerme. Estoy convencido de que si te entregas a Dios, Él te mostrará el camino.
Lo primero que hice fue organizar una cena con causa durante la festividad de San Ezequiel Moreno. Fue un éxito, ya que logramos recaudar casi cien mil. Con el tiempo, también organicé una rifa con premios atractivos como motocicletas, televisores LED y Smart, teléfonos inteligentes, etc. Pero el desafío mayor fue organizar y gestionar un concierto con causa. Con la providencia y la guía de Dios, cada actividad se desarrolló sin problemas y con gran éxito y satisfacción. No obstante, siempre hay espacio para mejorar y mucho por aprender.
Finalmente, con los fondos recaudados, hemos contribuido al mejoramiento de varias capillas e incluso hemos construido nuevas capillas con materiales más duraderos. Ahora, los fieles están entusiasmados y motivados para embellecer y renovar sus propias capillas, ya que los apoyamos no solo económicamente, sino también sin descuidar sus necesidades espirituales.
Abracemos la misión de nuestra Orden en conformidad con la sinodalidad. Que Dios nos bendiga a todos y a aquellos que amamos.