En el Colegio Fray Luis de León de Querétaro (México), la educación no solo se limita a la transmisión de conocimientos, sino que se convierte en una experiencia espiritual, interior y vivencial. Un ejemplo elocuente de ello es el proyecto «El Atrio del Buen Pastor», una iniciativa que combina el método Montessori con la pedagogía y espiritualidad agustiniana, promoviendo así una formación integral del corazón y del pensamiento.
Este atrio es un espacio cuidadosamente preparado para los niños de Educación Primaria en el que, a través de materiales sensoriales, símbolos litúrgicos, rincones temáticos y momentos de oración, los pequeños descubren y profundizan en la vida de Jesús, los sacramentos y la liturgia.
La profesora Sandra López Sarmiento, una de las responsables del proyecto, explica:
«Este es el Atrio del Buen Pastor con sistema Montessori, es el mismo sistema internacionalmente, fundado en Italia por Sofía Cavalletti. A pesar de que esto es un método montessoriano mundial, nosotros lo adaptamos a la pedagogía agustiniana.»
Efectivamente, esta adaptación no es superficial. En el atrio se celebran también las festividades de los santos agustinianos y se presentan contenidos que ayudan a los niños a «ver con el corazón», en sintonía con la espiritualidad de san Agustín, quien enseñaba que el conocimiento verdadero nace del amor.
El espacio se organiza en diversos rincones temáticos:
- Rincón de vida práctica
- Infancia de Jesús
- Parábolas y Palabra de Dios
- Oración y Misa
- Calendario litúrgico y Última Cena
- Bautismo y Sirio Pascual
- Geografía bíblica con una maqueta de Jerusalén
Cada rincón tiene su material específico, que se presenta cerrado para despertar en el niño el deseo de explorar, tocar y contemplar.
«Ellos van trabajando con las piezas y van acomodando conforme a la lectura bíblica que se vaya a trabajar», cuenta la profesora Sandra, subrayando la importancia del enfoque sensorial en esta etapa del desarrollo.
Uno de los elementos más destacados es el material del Buen Pastor, que da nombre al proyecto.
«Estamos con la lectura del Buen Pastor… cómo el Buen Pastor llama a sus ovejas y el niño trabaja con ellas porque está en su etapa sensorial», explica. Así, a través de símbolos y gestos, los niños se familiarizan con la ternura de Dios y aprenden a escuchar su voz en lo profundo del corazón.
En el rincón de la misa, los alumnos conocen desde el calendario litúrgico hasta los objetos sagrados del altar:
«Ellos van haciendo su altar con los objetos, trabajan y hacen su oración. Se familiarizan con los gestos de la misa.»
Todo este trabajo integra cabeza, manos y corazón, y se completa con momentos de oración ante la Virgen de Guadalupe, presente siempre en el atrio, así como con la comprensión de los colores litúrgicos y la preparación del sacerdote para la celebración.
Además, los niños copian tarjetas con los nombres de los objetos litúrgicos, lo que refuerza su lenguaje religioso y su atención al detalle.
Este proyecto se enmarca en el compromiso del Colegio Fray Luis de León con la pedagogía agustiniana, que busca formar personas libres, responsables y capaces de encontrar a Dios en su interior, en los demás y en la historia. Como enseñaba san Agustín, “no salgas fuera, vuelve a ti mismo: en el interior del hombre habita la verdad”.
Con iniciativas como esta, el colegio no solo educa, sino que forma corazones capaces de amar, buscar la verdad y vivir la fe con profundidad desde la infancia.