Un momento íntimo en el corazón del Vaticano
Las hermanas fueron conducidas a una salita lateral del Aula Pablo VI, donde aguardaron con emoción la llegada del Santo Padre. La disposición fue sencilla: las religiosas formaban un pasillo humano por el que el Papa León XIV accedió entre saludos y aplausos. Tras una oración inicial, dirigió un breve discurso centrado exclusivamente en las enseñanzas espirituales de santo Tomás de Villanueva, a quien definió como maestro del amor cristiano.
“Dios no te da cosas, se da a sí mismo”
Tomando las palabras del santo agustino, el Papa afirmó:
«No sois tú [Señor] una cosa y otra cosa tu recompensa, sino que tú mismo eres la recompensa inconmensurable».
Recordó que todo camino de perfección en la vida consagrada se resume en dos vías: la misericordia activa y la verdad contemplativa, al estilo de Marta y María. Añadió que el verdadero amor no nace del esfuerzo, sino que se recibe como don de Dios, y solo con ese amor ardiendo en el corazón la vida religiosa tiene sentido y fecundidad.
«Dios no se fija en cuánto haces, sino en cuánto amas. Sin amor, todo esfuerzo se vuelve una carga. Donde hay amor, no hay penas.»
Testimonio de la Madre Bertha: “Nos sentimos hermanas del Papa”
La Madre Bertha, madre federal de la Federación de México, compartió con emoción:
“No sabíamos cómo iba a ser, pero fue muy cercano. Fray Freddy nos acompañó y nos ayudó con todo. Al entrar, el Papa bendijo la imagen de la Virgen y nos dijo que ya nos había visto en la plaza en días anteriores. Fue muy bonito”.
A nivel personal, la madre le confió una intención muy especial:
“Le pedí la bendición para todas las hermanas de la Federación y por las vocaciones. Le dije que lo respeto como Santo Padre, pero que lo sentí como un hermano nuestro. Así lo viví”.
Añadió que lo que más le marcó fue cuando el Papa, citando a santo Tomás, insistió en que
“el amor verdadero nace de la verdad, y cuando hay amor, las cosas no cuestan”.
El Prior General: “Treinta metros de pasillo, trece minutos de gracia”
Fray Miguel Ángel Hernández, prior general de los Agustinos Recoletos, describió el encuentro con detalle:
“El Papa llegó a la hora prevista. Saludó uno por uno a los presentes, les entregó un rosario y nos dirigió un mensaje precioso, todo él centrado en santo Tomás de Villanueva. Fue breve, pero muy intenso: trece minutos cargados de sencillez y profundidad”.
Al terminar la audiencia, un grupo de hermanas acompañadas por el Prior General y Fray Freddy visitaron el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, donde pudieron conocer los espacios y contemplar la Plaza de San Pedro desde el balcón.
Un gesto del Papa, un regalo para toda la familia
Este encuentro deja una huella imborrable en la vida de las hermanas y de toda la familia agustino recoleta. En este Año Santo, el gesto fraterno y espiritual del Papa León XIV ha sido vivido como un regalo de comunión eclesial, una bendición que fortalece la entrega cotidiana de tantas religiosas que, como Santa Mónica, oran, interceden y sostienen con su vida escondida el corazón de la Iglesia.