Más de 400 docentes provenientes de centros educativos agustinianos de toda España se han dado cita en Madrid durante el 21 y 22 de enero para participar en la XXIV Aula Agustiniana de Educación, organizada por la Comisión Educativa de la Federación Agustiniana Española. El tema de reflexión de esta edición giraba en torno al “Nuevo liderazgo para la Escuela Agustiniana del siglo XXI”, uno de los aspectos que están teniendo más incidencia en la reflexión educativa actual.
El Colegio San Agustín de Madrid acogió esta nueva edición de Aula Agustiniana, cuyo inicio tuvo como protagonista la oración. En esta ocasión éste primero momento tuvo un matiz especial al haber colaborado en su elaboración y puesta en escena un grupo de profesores y alumnos de varios colegios de diversas zonas geográficas. De ese modo, desde el primer momento, se presentaron las bases para conocer el verdadero sentido del liderazgo agustiniano, teniendo como modelo a Jesús y convirtiéndose en servidor de todos.
«Nuevo liderazgo para la Escuela Agustiniana del siglo XXI»
La apertura y presentación del aula, a cargo de Myriam Neira Guerrón, superiora general de las Misioneras Agustinas Recoletas, insistió en este mismo sentido: Jesucristo es el primer líder, capaz de mover a san Agustín en su conversión y que él llamaba el maestro interior.
Anna Ramis abrió el ciclo de ponencias de esta edición con una interesante, amena y discursiva charla en la que presentó al profesor agustiniano como un constructor de sentido, de estados de ánimo y generador de emociones. En su exposición presentó al líder como una persona que está en constante equilibrio entre el ahora y el mañana, entre la realidad y la ilusión, entre estar en el grupo y a distancia del mismo.
La segunda ponencia de la mañana corrió a cargo de Javier Cortés, que dibujó el perfil del docente actual como una persona que ha sustituido el miedo y el poder ejercidos con carácter dictatorial, por la cercanía y el afecto que surgen desde la absoluta pasión por el trabajo. Este nuevo modelo de docente es capaz de influir en el alumno, procurando que ocurra el proceso de enseñanza-aprendizaje desde la satisfacción y disfrute que se obtiene en el desarrollo de la tarea.
En el inicio del horario de la tarde, se presentó el curso online de Pedagogía Agustiniana, dirigido a docentes de nueva incorporación. El curso, basado en los materiales que la FAE ha ido elaborando durante los últimos años, se divide en cinco bloques temáticos que pretenden presentar, de forma general, los principales aspectos introductorios que todo docente agustiniano debe conocer. El curso ha sido diseñado por el P. Antonio Carrón, que fue el encargado de presentarlo.
La tercera ponencia del sábado, a cargo de Carles Suero, se centró en la importancia de la calidad en esos procesos de enseñanza-aprendizaje, procurando buscar en ella, no sólo la traducción de unos modelos legales y administrativos, sino una verdadera humanidad. Será así -indicó Suero- como se conseguirá dotar de esencia al trabajo en los múltiples documentos de aula exigidos hoy día, muchas veces un trabajo arduo y poco atractivo por mal comprendido.
Eucaristía celebrada por el Cardenal Arzobispo de Madrid
La jornada del domingo se inició con la celebración de la Eucaristía que presidió el Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, y en la que concelebraron varios priores provinciales y numerosos religiosos agustinos y agustinos recoletos. En sus palabras, Osoro destacó tres ideas fundamentales. En primer lugar, la importancia del docente como mediador para hacer descubrir a los alumnos la luz que es salvadora, la Luz de Cristo. Por otro lado, subrayó la necesidad de ser uno en Cristo, de “mantenernos unidos en un mismo pensar y sentir que tenga a Jesús como centro, y de esforzarnos por mostrar esa Luz de Dios a los demás. Que los centros educativos agustinianos se identifiquen por ser nuevas Galileas en las que, como Jesús, se acuda, se acoja y se encuentre la Luz. Es lo que nos debe identificar y caracterizar a todos, a pesar de nuestras diferencias y particularidades propias”. Por último, el Cardenal recordó la “importancia de que todos entremos en el proceso de conversión que suponga un cambio de dirección que nos lleve a Dios. La luz que cambió a san Agustín y que le hizo tomar otros derroteros en su vida es la misma por la que debemos dejarnos llamar e iluminar, para que surta un cambio que suponga dejarlo todo y ponernos al servicio de Dios con disponibilidad. Para vosotros, profesores, esa llamada será la de cuidar de la vida de vuestros alumnos. Y con esa idea final quedamos alentados, Jesús os llama: Venid conmigo, sed cuidadores de otros. Eso es, en definitiva, educar,”.
La última ponencia de esta edición de Aula corrió a cargo de Iñaki Lascaray, quien bajo el título “Liderar frente a la innovación” reflexionó sobre cómo poner nuevos suelos al concepto de innovación quitando antiguos y falsos techos. Esos nuevos suelos son los vínculos. El vínculo entendido como elemento de refuerzo y protección que se ha de forjar entre profesores, alumnos y directivos y que permitirá la vinculación con la materia, el claustro y el centro. En este sentido, subrayó el caso de los vínculos profesor-alumno que se crean gracias al liderazgo del profesor que es capaz de ilusionar y emocionar desde su apasionado amor hacia su trabajo. Y es que, la innovación no puede ser solo metodológica, debe, hoy más que nunca, combinar y encontrar el equilibrio entre lo productivo y lo emocional. He ahí la clave: el justo medio entre razón y emoción.
El P. Antonio Carrón, consejero general de la Orden para la sección de apostolado educativo, fue el encargado de la clausura. En sus palabras, resumen de lo vivido el fin de semana, instó a todos a seguir compartiendo y teniendo presentes el modo particular de liderazgo del Papa Francisco: el auténtico líder es humilde, tiene una mente abierta, va a la realidad concreta, sale al encuentro y no permite que los fracasos lo depriman.