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«Doy gracias a Santa Rita por haber salvado la vida de mi marido»

Centenares de personas acuden cada año al Convento de Nuestra Señora del Buen Consejo en Monachil (Granada, España) para celebrar la festividad de Santa Rita. Esta comunidad de Agustinos Recoletos es centro nacional de peregrinaciones. Hasta allí llegan los devotos con promesas o favores que agradecer a la ‘abogada de las causas imposibles’

Son múltiples y desconocidas las historias que rodean la devoción a Santa Rita de Casia, monja agustina cuya festividad se celebra el 22 de mayo. En Monachil, centenares de personas se congregan anualmente en este día. Desde hace décadas, los Agustinos Recoletos se han encargado de difundir su devoción en el Convento de Nuestra Señora del Buen Consejo, centro nacional de peregrinaciones a Santa Rita. Hasta allí, los devotos a la santa agustina acuden para agradecerle los favores recibidos o pedir su intercesión para alguna causa.

Es el caso de una de las miles de devotas que acuden cada año a celebrar el 22 de mayo al convento de Agustinos Recoletos. Bajo su anonimato, no tiene reparo en contar por qué está allí y porque sigue yendo anualmente. «Doy gracias a Santa Rita por haber salvado la vida de mi marido», dice.

 

Esta mujer puso en manos de Santa Rita la vida de su marido, desahuciado por los médicos. Nadie podía hacer nada por salvarle. Sin embargo, tras orar fielmente su intercesión, su marido consiguió el alta médica. «El año pasado no pude venir a celebrar su fiesta porque mi marido estaba muy enfermo; hoy vengo a agradecerle que sigue vivo».

Según cuenta, su esposo fue dado de alta del hospital sin andar. Semanas más tarde, coincidiendo con los días previos a la festividad de la santa agustina, pudo andar. «Santa Rita, con su fe y su amor, escuchó mis peticiones», afirma.

No es la primera vez que esta devota se había puesto en manos de Santa Rita. Años atrás pidió su intercesión para que su hijo consiguiera su sueño de ingresar en el ejército. Entre lágrimas cuenta que meses más tarde, cuando tenía 25 años, murió en acto de servicio. «Quiso Dios que fuera así, pero gracias a su intercesión pudo cumplir su sueño», explica.

Concluye su testimonio anónimo agradeciendo la ayuda de Santa Rita en su vida diaria: «Gracias por tu consuelo en los peores momentos, tú eres mi refugio; yo confío en ti, porque por eso el Señor te hizo su sierva». «Todos los años vendré para darte gracias», afirma.

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