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Benedicto XVI, primer espectador de la película sobre el santo de Hipona

Según el Servicio de Información del Vaticano (VIS), al final de la sesión el Santo Padre dio las gracias a todos los autores del proyecto y pronunció unas breves palabras. "Me parece -dijo- que la película es un viaje espiritual en un continente espiritual muy lejano del nuestro y, no obstante, muy cercano a nosotros, porque el drama humano es siempre el mismo".

"Hemos visto cómo en un contexto muy alejado de nosotros, se representa toda la realidad de la vida humana con sus problemas, tristezas, fracasos y también cómo al final, la Verdad, que es más fuerte que cualquier obstáculo, encuentra al ser humano. Esa es la gran esperanza que queda al final: solos no podemos encontrar la Verdad, pero la Verdad, que es Persona, nos encuentra. Vista desde fuera la vida de san Agustín parece acabar trágicamente: el mundo en el que vivió y para el que vivió es destruido. Pero como hemos visto afirmar, su mensaje permanece y perdura aunque cambie el mundo porque procede de la Verdad y lleva a la Caridad, que es nuestro destino común".

"Gracias a todos -concluyó-. Esperemos que muchos, viendo este drama humano, se hagan encontrar por la Verdad y encuentren a su vez la Caridad".

Ecumenismo

Al día siguiente, Benedicto XVI se dirigió tras la audiencia general a un grupo compuesto por católicos y ortodoxos, a quienes auguró que la reflexión común sobre san Agustín les servirá de ayuda para potenciar el diálogo ecuménico.

El Papa, gran deudor intelectual del santo de Hipona, se dirigió a los participantes del Simposio Intercristiano promovido por la Universidad  Pontificia  Antonianum y por la Universidad Aristoteles de Tesalónica.

El Santo Padre auguró "que la reflexión común entre católicos y ortodoxos sobre la figura de san Agustín pueda reforzar el camino hacia la comunión plena".

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