El Santo Padre había expresado, durante la preparación de su viaje a las islas, su deseo de visitar a los católicos de más edad. La residencia St. Peter de la parroquia que regentan los Agustinos Recoletos fue el lugar elegido para que Benedicto XVI pudiera cumplir su objetivo.
Sobre las cinco de la tarde el Pontífice llegó al centro. Saludó a las hermanas, a la comunidad de ancianos, a los auxiliares y a algunos invitados. Los feligreses de la parroquia aguardaban su venida en la calle para darle la bienvenida a St. Anne´s y St. Peter´s. Benedicto XVI se acercó hasta ellos, alargó su mano y les fue bendiciendo con una sonrisa en los labios. Sus palabras, sus gestos de solidaridad, su saludo individual a cada residente (estrechándoles la mano y haciendo la señal de la cruz en su frente) eran un signo inequívoco del amor y el respeto que el Santo Padre profesa a los más mayores. Al mismo tiempo agradeció a los nueve sacerdotes jubilados que residen allí el haber dedicado sus vidas llevando la buena nueva a la gente de nuestro mundo. Los residentes que no pudieron salir de sus habitaciones no cayeron en el olvido. El Papa subió en ascensor a charlar con cada uno de ellos.
Entusiasmo
El entusiasmo generado por la presencia del Papa en Gran Bretaña ha sido una fiesta y un orgullo para la minoría católica. “Estamos eufóricos; los obispos están pletóricos de admiración por las palabras de la reina Elizabeth”, explica uno de los agustinos recoletos que acompañó al Pontífice en su visita. “Ha sido una verdadera delicia contemplar a la Reina y al Papa, dos octogenarios, en el jardín de Holyrood Palace en Edinburgo”. Un palacio que, curiosamente, fue monasterio agustiniano antes de la Reforma anglicana.
El mismo sábado, entrada la tarde, los feligreses de la parroquia y muchos de los miembros de la capellanía latinoamericana se unieron a la vigilia de oración en Hyde Park. Desde las dos de la tarde y hasta las nueve de la noche estuvieron unidos al Papa en oración.
La comunidad de agustinos recoletos que recibió a Benedicto XVI coincide en su valoración final: “Vamos a necesitar tiempo para absorber todo lo que ha sido y ha significado esta visita. Sus discursos han sido densos aunque el lenguaje que ha usado era sencillo y asequible”.
El primer ministro británico, David Cameron, resumía con estas palabras de agradecimiento y despedida al Papa la visita de Benedicto XVI cuando lo despedía en el aeropuerto de Birmingham: “Su Santidad ha desafiado a todo nuestro país a despertarse y pensar”.