La Fraternidad Seglar Agustino Recoleta de Querétaro celebra su décimo aniversario desde que, en 2009, se consagraran los primeros hermanos y comenzaran a caminar juntos buscando a Cristo en comunidad.
En 2009 un grupo de laicos de Querétaro (México), de la mano de los Agustinos Recoletos, decidieron unirse y comenzar a caminar juntos. Fue así como empezó la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta Santa Magdalena de Nagasaki. Una década después, con miles de historias a sus espaldas y tras recorrer un largo camino, los seglares de esta comunidad mexicana celebran su décimo aniversario. Diez años que, para sus miembros, suponen «una gran alegría» y «un privilegio».
Comenzaron siendo 27, animados en un primer momento por el agustino recoleto Iván Cano. En estos diez años se han ido uniendo progresivamente más hermanos; los últimos -Norma y Tere- hicieron sus promesas el pasado sábado en la celebración eucarística del aniversario de la Fraternidad Seglar, que fue presidida por el vicario provincial en México y Costa Rica, Javier Acero. «En la Fraternidad Seglar -dijo el vicario agustino recoleto en la eucaristía- tenemos que ser responsables, incluso de sostener una historia que tiene mártires (en alusión a Santa Magdalena de Nagasaki)». La comunidad de Querétaro comenzó a construirse desde la base, con la ilusión de cada uno de sus miembros. «Aprendimos poco a poco lo que significaba crecer en comunidad», recuerda Yasmín Aguirre. Ahora son 45 seglares y cuatro hermanos en periodo de prueba.
Cada uno ha encontrado en la Fraternidad Seglar Santa Magdalena de Nagasaki una familia en la que crecer en la fe y acercarse más a Dios. María de las Mercedes Pérez afirma que «Dios nos ha hecho recorrer estos diez años con amor y con fraternidad». Todos coinciden en que Dios es el nexo de unión entre todos los hermanos que, sin ser familia directa, se sienten realmente unidos. En esta línea, Sylvia Chávez explica que «la Fraternidad Seglar es un grupo de personas que, aunque no son de la misma sangre, forman una familia buscando seguir a Cristo bajo el carisma agustino recoleto». La Fraternidad Seglar es, para Concepción Guadalupe Márquez, «una comunidad y una familia para compartir la vida».
El sentimiento de familia lo han notado siempre. Martha Elena Herrera asegura que «en muchos momentos he sentido el apoyo de mis hermanos». En los momentos malos y en los buenos, los hermanos se han apoyado y se han unido en oración. Sylvia recuerda los «inolvidables cafés fraternos» con el agustino recoleto Germán Antonio Antón, asesor de la Fraternidad Seglar que precedió a Alberto Fuente y Javier Igal -el actual-. Yasmín se fija en los inicios, que estuvieron «llenos de ilusión». Peregrinaciones, comidas, reuniones, oraciones, festivales… La familia de Santa Magdalena de Nagasaki ha hecho de todo en estos diez años.
Para ellos, estos diez años son una alegría porque, como dice Sylvia, «el Señor nos ha dado la oportunidad de crecer junto con los hermanos». Para Yasmín Aguirre, este décimo aniversario es «un regalo»; y es que en la Fraternidad Seglar encuentra «un grupo de personas en búsqueda, que aprenden de San Agustín para crecer y caminar desde la fe y el corazón».
¿Y el futuro? Concepción Guadalupe Márquez tiene «esperanza en los próximos años». La Fraternidad Seglar continuará recorriendo su camino y siendo, como lo es para Martha Elena, «un país de paz en el caos de la vida diaria».