En el noveno artículo de Formación Permanente 2019, el teólogo Xabier Pikaza repasa la comunión en la relación entre distintas religiones y los puntos en las que todas convergen.
Introducción
¿No sería mejor que hubiera una, y que así pudiéramos imponerla, y unirnos por ella todos los hombres y mujeres de la tierra? ¿No sería mejor que hubiera una sola cultura y un gobierno universal, imponiendo su verdad sobre todo? Pues bien, en contra de eso, podemos afirmar que es bueno que haya diversas religiones, culturas y naciones, de manera que su diversidad resulte positiva para el mejor entendimiento y libertad entre los hombres y mujeres, en línea de diálogo. No es bueno que haya una única religión, entendida en sentido institucional, porque podría convertirse en dictadura y, sobre todo, porque nos impediría descubrir y valorar la trascendencia de Dios, la riqueza de la vida humana. No es bueno que haya una sola cultura, sino varias, para que dialoguen y se enriquezcan.
El modelo de unidad religiosa que buscamos no se sitúa en la línea de un sistema unificado desde arriba, ni en el predominio de una jerarquía unitaria sobre el conjunto de los hombres, sino en la comunión y armonía de la variedad: como las partes de un organismo vivo, como los colores del espectro de la luz, como las notas de una melodía, como los dones y carismas de una comunidad viva… así son las religiones. De la misma manera se ha desplegado el ser humano: que es único en diversas razas, que establece un mismo diálogo en lenguas distintas, que tiene una cultura en muchas culturas. De un modo semejante, decimos que es bueno que haya diversas religiones, lo que no va en contra de la verdad de una religión particular, como el cristianismo, sino todo lo contrario.
Nuestra respuesta no logrará convencer a todos, ni siquiera a todos los que vienen de la tradición cristiana; mas pienso que ella no es solo la más coherente, sino la que mejor responde a la verdad interna del cristianismo (y del conjunto de las religiones). No quiero buscar el común denominador de todas ellas, sino al contrario: lo que tienen de más hondo y verdadero. Ciertamente, hay algo común en todas las religiones, como en todas las culturas…, aunque eso se muestra en la diversidad, en lo más propio de cada religión y cultura. En esa línea, estoy convencido de que lo más distintivo y propio de cada religión resulta en el fondo lo más universal. No se trata de que las religiones renuncien a su identidad, sino al contrario: que busquen lo universal a través de su misma identidad más profunda, que no se expresa en forma de rechazo de otras tradiciones, sino de apertura generosa de lo más propio.
Comienzo con la siguiente premisa: ¡Hay muchas religiones porque las realidades importantes son múltiples, como es múltiple la vida, como son variados los idiomas, como son distintos los colores! ¡Porque la vida es, a la vez, un conflicto de diversidades, siendo, al mismo tiempo, un camino de concordia! ¡Porque el mismo Dios, a quien podemos llamar la Realidad, tiene maneras diversas de expresarse!
Desde esta base, esbozaremos algunas notas teóricas sobre la diversidad de las religiones, que podrán servir de punto de partida para la reflexión y el diálogo a aquellos a quienes la Iglesia pide, de una manera especial, que sean ‘creadores de comunión’ en la Iglesia y en el mundo. Más que respuestas hechas, ofrecemos unos caminos desde una perspectiva que, siendo cristiana (y por serlo), está abierta a toda la riqueza de las experiencias religiosas de la humanidad.
XABIER PIKAZA
Teólogo, experto en Biblia y religiones