El agustino recoleto Alfonso Lomeli se encuentra realizando el mes de preparación para la profesión solemne. Así cuenta, de una forma original, su reflexión sobre la comunidad.
🏠 Hace unas semanas, en una clase en la universidad, conté a un profesor lo interesante que es vivir con frailes chinos, las diferencias entre nuestro horizonte de pensamiento, que va por delante de las diferencias lingüísticas. Dos días después el profesor volvió a mi ejemplo y lo expresó de la siguiente forma: Recordemos a los compañeros de piso de Alfonso. En ese momento me reí, hoy lo retomo desde las charlas de esta semana en el curso de preparación para la profesión solemne.
🤔 Esta semana durante las charlas reflexionamos sobre la comunidad, y creo que la anécdota que les cuento al inicio es clave para responder a la pregunta: ¿Cómo viven los Agustinos Recoletos? Nosotros vivimos en comunidad.
🤲 Esto de vivir en comunidad no es ser compañeros de piso, o si nos queremos ver guay: roomies. Los Agustinos Recoletos somos un grupo de hombres que hemos decidido vivir juntos, compartir –cómo reza el Vaticano II– nuestras alegrías, tristezas, gozos y esperanzas. Somos un grupo de hombres que decidimos compartir nuestras vidas para poder vivir el sueño de Agustín: “Vivir unánimes en la casa, siendo una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios”.
🤗 Esto en mi vida me parece un ideal maravilloso, porque quiere decir que los frailes con los que vivo en mi comunidad son mis hermanos y puedo contar con ellos en las duras y en las maduras, cuando estoy feliz y cuando no puedo sostenerme.
😊 Esta semana me quedo y hago mías las siguientes palabras de Dorothy Day en los años en los que la gente hacia refugios antibombas nucleares: “Esta casa no tiene refugio antinuclear. La paz es nuestra única protección. […] Todos nosotros conocemos la larga soledad y aprendimos que la única solución es amar y que el amor brota de la comunidad”. Los Agustinos Recoletos comprendemos así nuestra vida: en comunidad, juntos.
❤ Si me permiten, esta semana les pediría que le pidamos al Señor para que podamos vivir este sueño común y logremos ser una sola alma y un solo corazón.
✍ Alfonso J.D. Lomeli OAR