En el contexto social actual, el cuidado -propio y de su entorno- es una de las acciones que debe realizar el cristiano, como indica el séptimo artículo de Formación Permanente OAR 2021.
El cuidado de la propia persona, de los de nuestro alrededor, de los menores… Cuidar es la esencia humana, como indica Carmen Montejo -médico- en el séptimo artículo de Formación Permanente OAR 2021. En esta ocasión se aborda el cuidado en un sentido amplio, haciendo frente a la vulnerabilidad del ser humano.
Introducción
En este artículo, voy a tratar de hacer una aproximación al tema del cuidado, desde la experiencia de veintiséis años trabajando como médica de familia —este último atravesado por la pandemia de Covid-19—. Y también, desde mi ser madre de tres hijos, ahora adolescentes; además, hija de padres ancianos, y voluntaria en ARCORES, en cercanía y pertenencia afectiva a la familia agustino-recoleta.
Iré planteando algunas reflexiones sobre esas experiencias que para mí son fundantes, concretan y dan solidez a mi manera de estar en el mundo y de intentar seguir a Jesús cada día: salir y servir al otro desde esas realidades es mi tarea y mi sentido (“Yo soy el camino”, Jn 14,6).
Estas reflexiones se han ido construyendo a la luz de distintas lecturas que me acompañan, que iré mencionando, y al calor de conversaciones con personas con las que comparto camino, algunas de ellas también en la familia agustino-recoleta. Es, pues, un relato coral, polifónico, mezclado, como la vida misma.
Vaya por delante que no soy una experta en la cultura del cuidado, y que este es un tema muy amplio para un artículo limitado como este. Así pues, pido disculpas por la posible falta de rigor intelectual o profundidad que estas limitaciones puedan ocasionar.
Comenzaba a redactar este artículo el Domingo de Pascua de Resurrección. Me parece una de esas afortunadas coincidencias. Pienso que va a ser una vivencia pascual para mí.