Los Agustinos Recoletos firmaron un convenio para la cesión del convento del claustro de San Nicolás de Tolentino, donde se ubicará el nuevo Centro Cultural de España en Bogotá.
La relación entre España y Colombia ha dado un paso adelante gracias a la Orden de Agustinos Recoletos. La Provincia Nuestra Señora de la Candelaria firmó este miércoles 1 de febrero, víspera de la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, un convenio con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para la cesión del conjunto del claustro de San Nicolás de Tolentino, en el convento de los Agustinos Recoletos en la localidad de La Candelaria (Bogotá, Colombia). En el histórico edificio, tras la rehabilitación patrimonial, se ubicará la sede del futuro Centro Cultural de España en Bogotá.
El director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Antón Leis, y el Prior provincial de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, fray José David Niño, firmaron el documento del acuerdo en el claustro de San Nicolás, del mismo convento, acompañados por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López; la viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, Laura Gil; y el embajador de España en Colombia, Joaquín de Aristegui. La AECID se compromete a restaurar y rehabilitar los dos claustros del antiguo colegio agustiniano de san Nicolás. Luego de la restauración, abrirá espacios culturales, formativos y de proyección social, encargándose durante este tiempo de su conservación.
El lugar, que goza de una historia centenaria, fue declarado en 1975 un monumento de interés de cultural. Está situado en pleno centro histórico de la capital, en un área donde están presentes varios de los principales centros culturales de la ciudad, diversas universidades, monumentos emblemáticos, varios ministerios, así como el palacio presidencial de Nariño.
Los religiosos agustinos recoletos construyeron un primer hospicio en este terreno a mitad del siglo XVII pero no fue hasta 1686 cuando comenzaron la construcción del actual convento, anexo al Templo de Nuestra Señora de la Candelaria. El edificio fue expropiado siglos más tarde y utilizado como armería, si bien fue devuelto. Durante algunas décadas, el convento fue colegio hasta su nombramiento como bien de interés cultural. Ahora, su historia crecerá albergando un espacio cultural importante para la historia de Colombia y España.