Nuestra Señora del Socorro

Dada la gran hostilidad entre la Mujer y la Serpiente que, por decreto de Dios, recorre la historia humana desde sus mismos orígenes (Gn 3, 1-6, 23-15) hasta el fin de los tiempos (Ap 12, 1-3, 7-12. 17), la bienaventurada Virgen María defiende y asiste incesantemente a la Iglesia, ya nutriendo la fe de los cristianos, ya socorriéndoles en sus necesidades.

La devoción a la Virgen con el título del Socorro apareció en los primeros años del siglo XIV en la iglesia de San Agustín de Palermo, desde la cual se difundió a toda la Orden, de modo especial a Italia, España y América Latina. En la primitiva representación iconográfica, sobre todo en Italia, la Virgen del Socorro aparecía con el Niño en brazos, en actitud de expulsar al demonio con un bastón. Posteriormente la iconografía varía mucho de país a país y de época a época.

La Orden introdujo la memoria de la Virgen del Socorro en su liturgia el año 1804.

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