Sermo 128,9
Pensamiento del Nov 12
No quisiste estar en las manos de Dios; caíste, te hiciste añicos; como un vaso, cuando se le cae de las manos a un hombre quedaste hecho pedazos. Y por este despedazamiento eres enemigo de ti, estás contra ti. Nada haya en ti contrario a ti, y recobrarás la integridad.