En una introducción a la espiritualidad agustiniana conviene aludir siquiera al ciclo de las fiestas con que la Iglesia educa al pueblo cristiano para que crezca, continuamente en la fe, esperanza y caridad. San Agustín vivió también y predicó muchas veces sobre los misterios divinos que se celebran anualmente en la Iglesia. Sus sermones son hoy todavía una fuente estimable de la antigua liturgia, no sólo para conocer algunos aspectos históricos de la vida cristiana, sino también los valores eternos del servicio de Dios.
Autor: Victorino Capánaga
ESPAÑA