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Teodoro Baztán: “La sociedad tiene hambre de san Agustín”

Teodoro acepta contestar a nuestras preguntas de un modo correcto y amable. Sin embargo es él quien propone una primera respuesta antes de comenzar el diálogo: "Quizás la primera respuesta debe ser que me da mucha vergüenza que me hagan y se publique esta entrevista. Puedes decir esto, si te parece, al inicio de las preguntas. Tú verás qué haces con ella. Y de paso aprovecho y te agradezco una vez más el interés que pones en estas cosas".

P.- Usted nació en un pueblo del que han surgido muchas vocaciones agustino-recoletas. ¿Podría decirnos por qué ingresó en la Orden?
R.- Fui al Colegio Apostólico de Artieda a los once años. ¿Por qué? No hay duda de que Dios me llamó, aunque a esa edad yo no era consciente de tal llamada. Quizás también porque en Cáseda, mi pueblo, abundaban las vocaciones agustino-recoletas. Y también por el ambiente de religiosidad que se vivía en aquellos tiempos y en mi familia.

P.- ¿Qué le impulsó a escribir libros de espiritualidad agustiniana?
R.- Tengo que decir en primer lugar que yo no soy ningún agustinólogo. Apenas un modesto agustinófilo. Admiro a san Agustín por su vida y por lo que dice en sus escritos. Es una fuente inagotable de ciencia y espiritualidad. Yo me he limitado a trascribir de manera muy sencilla algunas de sus enseñanzas.

“Al estilo de Agustín” fue el primer libro. Lo escribí para ayudar en la tarea de la promoción vocacional. “Búsqueda y encuentro” y “Lámparas de barro” prentenden ser un servicio a la Fraternidad Seglar agustino-recoleta. Incluyen temas para la reflexión para sus reuniones periódicas. El más reciente, “Palabras para el camino”, está dirigido también a los miembros de la Fraternidad, pero para uso personal en sus momentos de oración o lectura espiritual.

Agustinología

P.- Usted pertenece al Instituto de Agustinología de la Orden, ¿cree que hay en los religiosos y laicos un deseo de conocer las enseñanzas y experiencias de san Agustín?
R.- Ha habido un cierto avance en este sentido, aunque creo que muy lento. Pienso que falta mucho camino por recorrer. Nos entusiasma la figura de san Agustín, pero deberíamos conocer más su vida y sus obras. En mis contactos con algunos grupos de la Fraternidad he notado mucho interés y entusiasmo para conocer más y mejor a nuestro Padre e integrarse como laicos en la Orden agustino-recoleta. Más todavía, veo que ellos son un estímulo para acercarnos a san Agustín y a amar más a la Orden.

P.- ¿Cómo surgió la idea de escribir Palabras para el camino?
R.- No sabría concretar el “cómo”. Se me ocurrió en un momento dado y me puse a escribir. Es un libro escrito con un lenguaje sencillo, como todo lo que escribo yo.

P.- Plantear la vida de fe como camino es muy agustiniano, ¿podría indicar los rasgos principales de un itinerario agustiniano?
R.- Estoy presentando las “Confesiones” en un grupo de la parroquia y voy descubriendo día a día que el itinerario que siguió Agustín hasta su conversión, y durante toda su vida, puede ser también nuestro itinerario. Es un camino de búsqueda, de interioridad, de humildad, de apertura a las necesidades de la Iglesia y del mundo, de amor a Dios y al hombre, de vida fraterna…

Éxito editorial

P.- Sus libros han tenido gran acogida entre la Fraternidad Seglar agustino-recoleta, ¿cuál es el secreto para conectar con los laicos?
R.- No tengo ningún secreto. Yo soy el primer sorprendido por la acogida que han tenido los libros en la Fraternidad y entre algunos religiosos. Quizás ha sido porque digo cosas sencillas con un lenguaje sencillo y comprensible. Y también por el “hambre” que sienten los hermanos por conocer a san Agustín y vivir el carisma agustiniano.

P.- ¿Qué propondría para que los laicos puedan vivir el Evangelio de la mano de san Agustín?
R.- Implantar la Fraternidad en todos nuestros ministerios, ayudar con verdadera dedicación en los lugares donde exista, enriquecer o salpicar nuestras homilías con algunas palabras o frases de nuestro Padre, celebrar las fiestas agustinianas con el pueblo, facilitar la venta o adquisición de libros, folletos, etc., de carácter agustiniano. Y sobre todo, presentar la figura de san Agustín como modelo de vida para seguir mejor a Jesucristo y vivir a fondo el evangelio.

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