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La provincia agustino-recoleta de Santo Tomás de Villanueva se reúne en capítulo el año de su centenario

En las sesiones capitulares, una vez aprobado el orden a seguir y elegida la mesa del capítulo, el prior provincial y los vicarios informan sobre el estado de la provincia en cada uno de los temas propuestos y después se hace una iluminación del tema a la luz de textos bíblicos, agustinianos y magisteriales. El capítulo está planteado como una oportunidad de renovación de toda la realidad provincial. El elenco de temas a tratar es el siguiente: vida consagrada, espiritualidad, renovación e identidad carismática, vida común y comunidad de vida; pastoral vocacional y formación; apostolado; otros servicios de la provincia; Familia agustino-recoleta; cumplimiento de las ordenaciones.

Comisiones de estudio

Para el estudio de los temas tratados y preparación de las directrices para el próximo periodo se han constituido las comisiones de espiritualidad; formación inicial y permanente; pastoral juvenil y vocacional; apostolado educativo; apostolado ministerial, misional y social; gobierno y economía. Siguiendo el orden del capítulo, una vez aprobadas las directrices del próximo periodo se elegirá al prior provincial y su consejo.



Los padres capitulares invocaron al Espíritu Santo en la eucaristía presidida por el Prior General de la Orden, Javier Guerra Ayala. .
Retiro previo

El día 6 de julio los treinta capitulares tuvieron un retiro dirigido por José Ramón Pérez, prior provincial de la provincia de San José, quien destacó la importancia de este capítulo celebrado en el marco del Centenario de la Restauración de la provincia e invitó a vivir en clave pascual este acontecimiento comentando las palabras del cardenal Pironio: “Un capítulo es siempre una celebración pascual. Por eso debe ser encuadrado en un contexto esencial de Pascua; con todo lo que la Pascua tiene de cruz y esperanza, de muerte y resurrección. Un capítulo no es una simple reunión de estudio, un encuentro superficial o una transitoria revisión de vida. Tiene una gran dimensión de novedad-pascual, de creación nueva en el Espíritu, y de esperanza firme y comprometida. Todo capítulo tiene que dejar una sensación de frescura en la Iglesia, una buena dosis de optimismo pascual. Si el capítulo se ha celebrado bien, en actitud de pobreza, de oración, de caridad fraterna, es siempre una recreación del Instituto que hace desbordar su riqueza espiritual sobre la Iglesia y sobre el mundo”.

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