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Una periodista, con la fraternidad seglar

En busca de datos más allá del ayuno y la abstinencia cuaresmal, quien escribe fue testigo de la unidad que se vive al interior de estas comunidades, que como se dijo ahí mismo “no es una cofradía, ni son grupos parroquiales”. Los seglares agustinos recoletos se integran en fraternidades y cada fraternidad recibe formación en la parroquia o en el ministerio en el que ha nacido; sin embargo, todas las fraternidades hacen una sola Fraternidad. Sus miembros reciben la formación agustino-recoleta correspondiente y comparten una “Regla de vida” que se inspira en la Regla y enseñanza de Agustín de Hipona (354-430).

Al preguntar si eran como las llamadas terceras órdenes, se dijo que en otras épocas habían recibido esa denominación, pero que desde hace unas décadas se llaman Fraternidad Seglar Agustino Recoleta, ya que forman parte de la misma Familia agustino-recoleta.

Más de 3.000

En este país, entre el Distrito Federal y el estado de México, suman un total de siete fraternidades con 250 miembros, de entre 23  y 80 años de edad o más. En total, son 3.400 seglares agustinos recoletos en 19 países.

La Fraternidad seglar agustino-recoleta organizada en pequeñas fraternidades es una muestra de la actualidad de la vida cristiana católica, con relación a las primeras co-munidades fundadas por los Apóstoles. Sus miembros se quieren mucho unos a otros, se ayudan, comparten, estudian, se preparan, planean juntos y alaban a Dios. Son personas de distintas condiciones socioeconómicas, con historias diversas. Entre ellos hay casados, viudos y solteros. Cada uno ejerce la profesión u oficio para el que se ha preparado y, sin embargo, por encima de sus diferencias lo que destaca entre ellos es la unidad que guardan. Su lema es “ser un solo corazón y una sola alma dirigidos hacia Dios”.

Acento recoleto

Todos los temas de retiro giraron en torno a la vida de Dios en el ser humano y la disposición del corazón abierto a la Gracia. El acento cristiano de los recoletos es la misericordia de Dios, la oración, la fraternidad y el apostolado. Llama la atención el realismo que les acompaña en su vida, ya que, como se dijo, su espiritualidad es humana y humanizante. “No vamos a cambiar el mundo con las fuerzas humanas. Jesús acepta el plan de Dios y manifiesta el amor del Padre”

Los frutos de la vida recoleta son el resultado del trato íntimo que cada uno de sus miembros mantiene con Dios y la relación con los hermanos y hermanas de la Fra-ternidad, de lo que se desprende el apostolado, y con ello animan por contagio a sus familias, compañeros de trabajo, amigos y conocidos, en los distintos ambientes sociales a los que pertenecen.

Religiosidad popular

Basta estar entre ellos para descubrir que más allá de la percepción social de una religiosidad popular mexicana, dentro de los espacios íntimos de la Iglesia, hay cristianos que se preparan no sólo catequéticamente; tampoco únicamente para alcanzar la beatitud, ni para ganar puntos en su relación con Dios o cambiar la realidad radicalmente; se forman para entregar a Dios su corazón.

Al conocer a los recoletos, quien escribe descubrió la vida de una parte de la Iglesia, en el que todos se hacen uno, confían en su Señor y se disponen a seguir el camino de Cristo. Esta es la gran noticia. Cristo se hace presente en México y en el mundo a través de gente como esta que he conocido hoy: la Recolección Agustiniana.

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