La visita, dirigida por el profesor Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte de la Universidad de Navarra, se convirtió en una ocasión excepcional para contemplar auténticas joyas del barroco del siglo XVII, desde una imagen de la Soledad realizada por Pedro de Mena hasta un frontal de altar de estilo napolitano, espectacularmente bordado en relieve. Una de las piezas más llamativas era una custodia (soporte para la forma consagrada) que emulaba los rayos solares. "Es el mayor ostensorio de manos que hay en toda Navarra", señaló Fernández Gracia.
La imagen de la Virgen se manifestó en dos esculturas, una Inmaculada de Manuel Pereira realzada por "bellísimos detalles" de policromía y una Soledad de Pedro de Mena que, situada sobre el altar, presidía la exposición. La Inmaculada volvía a estar presente tanto en el frontal napolitano como en una casulla o capa tan profusamente bordada como si de una recreación pictórica se tratase. "El siglo XVII es el de la Inmaculada Concepción", destacó el director de la Cátedra de Patrimonio y Arte. El público también pudo contemplar una imagen del Niño Jesús y una pequeña escultura de la Virgen realizada por Juan de Anchieta. Entre la colección de piezas se incluyó el primitivo diseño del retablo mayor de la iglesia, realizado por Juan de Ursularre.