Si todos los años los agustinos recoletos celebran a san José con gran devoción, como protector de la Orden, este año la fiesta del santo Patriarca ha tenido un relieve del todo especial. En el antiguo monasterio cisterciense de Veruela, a 12 kilómetros de Tarazona (Zaragoza, España), era ordenado obispo el recoleto Eusebio Hernández Sola, y toda la familia agustino recoleta –presente con sus oraciones- participaba de la fiesta.
Hasta Veruela llegaron desde Roma el prior general de la Orden, Miguel Miró, junto con algunos miembros del Consejo. Había también tres ex generales: Javier Ruiz, Javier Pipaón y Javier Guerra. Y los cuatro priores provinciales con sede en España, junto con Norberto Escobar, prior de los agustinos recoletos en Colombia. También se hallaba presente la superiora general de las Misioneras Agustinas Recoletas, Miriam Neira. Había religiosos y religiosas de buena parte de las comunidades de España, además de otros venidos de Colombia e Italia. Como representantes más ilustres de la universalidad de la Orden, estaban los 14 obispos agustinos recoletos que habían podido asistir, venidos desde Estados Unidos, México, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y Brasil. No faltaron tampoco los formandos de Las Rozas (Madrid) ni los novicios de Monteagudo (localidad navarra ubicada a seis kilómetros de Tarazona). También se desplazaron hasta el lugar varios miembros de las fraternidades seglares de la Orden en España.
Agradecimiento
El nuevo obispo de Tarazona, en su primera alocución, hizo suyas las palabras de san Agustín: “Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy obispo. El ser cristiano es en beneficio propio; el ser obispo es únicamente para vuestra utilidad… Si por una parte me asusta lo que soy para vosotros, por otra me consuela el estar con vosotros”. El objetivo de su episcopado lo resumió en las palabras de Juan Pablo II, cuando definía la Iglesia como “casa y escuela de comunión”. Resaltó el sentido de su lema episcopal: “Caritas in veritate”, tan agustiniano, donde la caridad es el fogón en torno al cual se fraguan las relaciones humanas y se discierne la verdad que viene de Dios.
Eusebio Hernández concluyó su intervención con una mención especial a sus hermanos recoletos: “Quiero agradecer a la Orden de Agustinos Recoletos. Gracias por todo lo que habéis hecho conmigo. Gracias a la Orden hoy estoy aquí como pastor de esta querida diócesis de Tarazona”.
Personalidades
Al no estar todavía abierta la catedral de Tarazona, que se ha venido restaurando durante años, la cita era en Veruela a las 11 de la mañana. Eusebio Hernández Sola fue ordenado en un acto solemne que congregó a 45 obispos, 200 sacerdotes y más de 1.200 personas. Estuvo presidido por el consagrante, Manuel Monteiro de Castro, secretario para la Congregación de Obispos, y los co-consagrantes Renzo Fratini, nuncio apostólico en España, y Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza. Junto a ellos estaban el anterior obispo de Tarazona, Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, y el cardenal Francisco Álvarez, que también fue obispo aquí durante el periodo 1973–1976. Expresamente acudió desde Roma el arzobispo João Bras de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), en la que durante 35 años trabajó el nuevo obispo.