La Capilla de la Tierra fue inaugurada el día de San José, 19 de marzo, y está planteada como centro de toda una reflexión ecológica que tanto la Universidad de Negros Occidental—Recoletos (UNO-R) como la Orden de Agustinos Recoletos en Filipinas quieren privilegiar. De hecho, éste era un compromiso que los agustinos recoletos de la provincia de San Ezequiel Moreno asumían en su último capítulo provincial, en febrero de 2012.
La Orden no hace con esto más que proseguir en Filipinas su historia de más de cuatro siglos, que se puede resumir en dos símbolos, la iglesia y el árbol. Desde principios del siglo XVII han levantando una infinidad de templos, muchos de los cuales aún se conservan. Pero también han plantado muchísimo árboles: por lo general uno, cuando menos, delante de cada iglesia. En tantísimos pueblos de creación recoleta, en la plaza, aún puede admirarse la acacia o la narra que el recoleto de turno plantó hace siglos y continúa siendo punto de encuentro y convivencia de la gente del lugar.
Brother Tagoy
Jaazeal Jakosalem, más conocido como “Brother Tagoy”, es un religioso con alma de artista. La construcción de la “Capilla de la Tierra” le ha valido el reconocimiento del gobierno filipino. El pasado 23 de abril recibía el premio de ecología Padre Neri Satur, “por el notable proyecto que es, en el campo de la construcción sostenible y la conservación de energía, la capilla construida en la UNO-R con materiales indígenas y elementos que fomentan el ahorro de energía”.
La Capilla sigue los modelos de una construcción indígena, a base de barro, caña de bambú, paja de arroz, hojas de palma… A ello añade abundantes materiales reciclados, como botellas de vidrio o material de construcción reutilizado.
Es el primer edificio religioso del país alimentado con energía solar. Se alumbra con iluminación led y ha cuidado especialmente la atmósfera interior, cosa que ha conseguido haciendo pasar la fuerte luz del trópico por filtros de botellas verdes de vino, que actúan a modo de vidrieras. Interiormente la capilla está acomodada y lista para ser utilizada en una celebración litúrgica.
La Capilla de la Tierra es una idea de Jakosalém, que fue quien dirigió su construcción; pero también es fruto de la colaboración de muchas personas. Primero echaron una mano, en la construcción de la estructura, un grupo de jóvenes estudiantes. Luego intervinieron tres artistas negrenses: Marisol Alquizar, Nunelucio Alvarado y el propio Jakosalem.