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Los agustinos recoletos abren una cuenta bancaria para recaudar fondos destinados a las víctimas del terremoto de Filipinas

Desde el primer momento, la Orden de Agustinos Recoletos ha sentido la desgracia como propia. El prior general, Miguel Miró, se dirigió al superior provincial de Filipinas manifestándole su solidaridad y poniendo a su disposición los recursos de la Orden. El mismo provincial de Filipinas, Lauro Lárlar, convocó a todas sus comunidades, fieles y personas afines a rezar por las víctimas y aportar su colaboración en ayuda de los damnificados; y ha encomendado a la Comisión de Asuntos Sociales y Ecológicos la organización de los auxilios.

Esta Comisión puso de inmediato en marcha una campaña de emergencia denominada Heart anonymous (“Corazón anónimo”). En cuanto fue posible, envió a Bohol a un religioso oriundo de la región con la misión de reconocer el terreno y organizar las ayudas. El pasado 21 de octubre, por ejemplo, estaba ya en condiciones de hacer entrar en el barrio Carbón de Dánao algunos camiones cargados de arroz, agua y alimentos. Otro religioso, apoyado por la asociación Caballeros del Mar, estaba ya en Loón desde el día 18 distribuyendo alimentos, medicinas, ropa y otros productos.

Mientras, las comunidades recoletas de todo el país forman un fondo solidario al que cada una de sus casas y ministerios aporta cantidades en metálico, al tiempo que recoge donativos y bienes de todo tipo con destino a los damnificados.

La Orden como tal, desde su sede central en Roma, ha abierto una cuenta bancaria para recaudar en todo el mundo fondos destinados a las víctimas. La misma Curia General ha encabezado la suscripción con una sustanciosa cantidad, e invita a todos los religiosos, fraternidades, simpatizantes y personas de buena voluntad a enviar su aportación. Sus datos son los siguientes.

Iban IT50X0200805134000101559404
Swift UNCRITM1731
Titular Curia Generalizia. Fondo sociale.

El quinto seísmo más fuerte en la historia del país

Haren Recogida de alimentos para los damnificados El terremoto tuvo su epicentro localizado en el centro de la isla de Bohol, en el área turística de Chocolate Hills, y afectó a la región de Visayas Central, especialmente a las islas de Bohol, Cebú y Siquijor. Más de 3,4 millones de personas de siete ciudades en tres provincias distintas se han visto afectadas por el movimiento telúrico, el más intenso que ha vivido Filipinas en los últimos 20 años. De estas, unas 110.000 han tenido que refugiarse en los 90 centros de acogida para evacuados que se han instalado en la zona.

El terremoto ha destruido más de 34.000 casas y causado daños en infraestructuras de la zona, con 24 puentes hundidos y 13 carreteras cortadas en Bohol, con lo que obviamente se dificulta muchísimo las tareas de los equipos de rescate.

Un total de 17 iglesias históricas resultaron dañadas. Muchas de ellas fueron construidas por los agustinos recoletos y estaban censadas en el elenco del patrimonio histórico monumental de Filipinas. Han quedado totalmente hundidos los templos de Loón, Maribojoc, Loboc, Loay, Clarín y Tubigon; y han sufrido graves daños los de Lila, Dauis, Panglao y Baclayón. En la ciudad de Cebú, la basílica menor del Santo Niño,que data del siglo XVI y se considera el monumento más antiguo de la Iglesia filipina, ha sufrido también graves desperfectos.

Hasta el momento se han contabilizado 190 muertos, cifra aún no cerrada hasta que las labores de socorro de emergencia no lleguen a todos los lugares.

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