Las 57 diócesis amazónicas ocupan el 61% del territorio nacional brasileño. Incluye nueve estados: Acre, Amazonas, Roraima, Rondonia, Mato Grosso del Norte, Pará, Amapá, Tocantins y Maranhão. En total han sido 174 participantes entre laicos, religiosos y obispos. El encuentro ha estado presidido por el cardenal Claudio Hummes, presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonia, de la Conferencia Episcopal Brasileña. También han participado algunos obispos eméritos y los coordinadores de pastoral de cada territorio eclesial, junto con representantes de las principales organizaciones religiosas y pastorales.
Idéntica realidad
En convivencia con los frailes de Manaos Los obispos de la región amazónica buscan desde hace años marcar los pasos de una evangelización más acorde con su realidad social, tan diferente de la que existe en el resto de Brasil. En el llamado Documento de Santarém, en 1972, se marcaron unas primeras líneas de acción evangelizadora en la región. Aquellas directrices fundamentales fueron “encarnación en la realidad” y “evangelización libertadora”, dentro de un contexto de exclusión y marginalización. Los encuentros posteriores fueron ratificando el camino recorrido y profundizando y actualizando las directrices. Así surgió el llamado “rostro de la Iglesia Amazónica”.
Carta al papa Francisco
Este Encuentro había sido inspirado por el Papa Francisco, que durante la última Jornada Mundial de la Juventud definía esta región como “un banco de pruebas” para toda la Iglesia y para la sociedad. Justamente de esta expresión de Francisco parte la carta, firmada por el cardenal Hummes, en que los participantes resumen sus conclusiones y aspiraciones.
En ella los obispos se comprometen a defender la vida de los habitantes de la región, lo mismo que su biodiversidad. Esto supone estar en guardia ante los grandes proyectos gubernamentales e internacionales que miran más al capital que a las personas.
Adoptan una postura de defensa de las poblaciones más vulnerables, como son los indígenas, ribereños y afroamericanos, cuyos territorios y modos de vida se ven afectados e incluso destruidos por proyectos de gran envergadura, sobre todo hidroeléctricos.
También se manifiestan preocupados por el complejo problema del tráfico humano en la Amazonia; problema este que han programado como tema de la Campaña de la Fraternidad para la cuaresma de 2014.
En fin, los obispos de la Amazonia se muestran especialmente sensibles a la realidad urbana, dado que –dicen la mayor parte de la población vive hoy en ciudades. Es su intención cuidar con esmero la pastoral “para que el abrazo de Dios pueda llegar a todas las personas, de modo preferencial a las que viven en las distintas periferias”.
Concluyen la carta dando gracias al Santo Padre por sus palabras y gestos, al tiempo que le prometen rezar por él cada día, “según usted nos pide con instancia desde su elección”.