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Las fraternidades seglares agustino recoletas renuevan su Regla de Vida y unifican criterios

El 8 de noviembre de 2012 comenzaba su andadura la comisión encargada de revisar la Regla de vida de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta. El protocolo que el Prior General firmaba ese día en Roma, le daba también la encomienda de elaborar un Plan de Formación común para los más de cuatro mil hermanos seglares extendidos en 15 países de todo el mundo. De esta forma, se quería dar cumplimiento a una de las ordenaciones aprobadas en el último Capítulo General de la Orden (2010).

La Comisión, constituida por seis religiosos, se puso inmediatamente manos a la obra. Y sólo habían pasado cuatro días cuando, el 12 de noviembre, celebraba su primer encuentro, en el que elaboró un plan de trabajo y distribuyó las tareas.

Fruto de todo ello fue el borrador de una nueva Regla de vida, que se pudo enviar a las 115 fraternidades de la Orden en enero de 2014. A todas se les pedía estudiarlo y mejorarlo, mandando sugerencias y opiniones. Para ello se les daba de plazo hasta el día 20 de abril.

Una reunión única

Los pasados 27 y 28 de marzo, la Comisión celebraba su cuarta reunión, esta vez en el convento de Monteagudo (Navarra). El objeto era preparar un encuentro extraordinario de cinco días de duración, del 1 al 5 de mayo. Encuentro que, efectivamente, ha tenido lugar en la Casa de Formación San Agustín, en Las Rozas (Madrid). En este idílico paraje de los alrededores de la capital de España, en convivencia con la veintena de jóvenes que allí se ejercitan en la vida agustino-recoleta, la Comisión de Fraternidades ha encontrado el ambiente más idóneo para llevar a cabo sus trabajos.

Han participado en la reunión cinco de los seis componentes de la Comisión. Aunque la gran novedad, que convierte este encuentro en algo sin precedentes, es que también estaban convocados cinco hermanos de la Fraternidad venidos de distintas partes del mundo. Los religiosos eran Miguel Ángel Hernández, Pablo Panedas, Sergio Sánchez e Ismael Ojeda, y a ellos se sumó Rafael Mediavilla, que había coordinado la recogida de sugerencias. Los hermanos seglares, elegidos por el Consejo General, eran Ana María Vega, de Perú; Tere García, de México; Pepita Olivas y José Antonio Lechuga, de España; y Valerie Howard, del Reino Unido.

El plan de actividades era sencillo: las mañanas se dedicarían a examinar e integrar las aportaciones al borrador de la Regla de vida, mientras que en la tarde se examinaría el Plan de formación, ya listo.

La nueva Regla de Vida  

El trabajo sobre la Regla de vida ha sido muy intenso, y ha ocupado más tiempo del previsto. Las sugerencias, procedentes de todo el mundo, superaban ampliamente el centenar y fueron estudiadas y discutidas sistemáticamente. Poco a poco, y con la colaboración de todos, se fue puliendo un texto que, tras ser revisado una vez más, será reenviado a las fraternidades para someterse finalmente a la aprobación del Consejo General, quien lo presentará a la Santa Sede. Una vez obtenido el visto bueno de la Congregación vaticana correspondiente, la Regla de vida será el texto carismático de la Fraternidad Seglar agustino recoleta en esta nueva etapa que ahora se inicia.

El Plan de Formación

El Capítulo General de 2010 pedía también la elaboración de un Plan de Formación común para todas las fraternidades. Y la Comisión, en sus últimas reuniones, venía trabajando igualmente en este frente. La fórmula elegida es la de varias series de cuadernillos que deberán guiar las reuniones ordinarias de las fraternidades. Los doce que ahora se han presentado son los considerados básicos y necesarios para los hermanos que se preparan a formar parte de la Fraternidad. Su orientación es eminentemente practica y espiritual, dirigidos como están a reflexionar sobre la propia vida y a descubrir y activar los mecanismos primarios de la vida interior y el carisma agustino recoleto.

Los doce temas básicos de lo que se ha titulado IFAR (Itinerario de Formación Agustino-Recoleta) se han presentado prácticamente elaborados y en una fase muy avanzada de diagramación, a color y con abundancia de ilustraciones propias. Todos siguen el mismo esquema, y todos desarrollan una de las imágenes clásicas de la espiritualidad cristiana y agustiniana, la del peregrino.

Si el borrador de la Regla de vida suscitó a veces encendidos debates, el IFAR fue recibido por todos con auténtico entusiasmo. Los representantes de las fraternidades no escatimaron elogios, y pidieron a coro que cuanto antes se traduzca y haga llegar a los hermanos de todo el mundo. En la medida en que esto se consiga, y con la debida mentalización de todos, creen ellos que ambos documentos serán un potente revulsivo que obrará en las fraternidades una renovación profunda.

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