La reunión contó con el asesoramiento del agustino recoleto Wagno Broedel que comenzó tratando la vida religiosa como “regalo”, proyecto de Dios, lugar de fraternidad y espacio de misión.
Siguiendo el documento “Vida fraterna en comunidad” de la Congregación romana para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, fray Wagno insistió en que “la comunidad religiosa está llamada a construir una comunidad fraterna en Cristo, donde hay que buscar a Dios y amarlo por encima de todas las cosas, para cumplir su plan redentor”. Continuó recordando que el Espíritu unifica la comunidad, y cimienta la vida fraterna porque “la comunidad es una fraternidad nacida del Espíritu”.
El pasaje de los discípulos de Emaús recogido en el evangelio de Lucas le sirvió para contextualizar la vida comunitaria. “Queremos seguir adelante con valor, habilidad y determinación. Entonces, hay que avanzar en la comprensión, la solidaridad y la comunión, ya que el fracaso de la comunidad es la derrota de la iglesia, del Evangelio y de la misión de Jesús. Necesitamos abrir nuestros corazones, nuestras mentes y todo nuestro ser. Es urgente que compartamos nuestro camino, nuestra casa y todo lo que nos ha sido dado, para que el Señor permanezca con nosotros y seamos investidos de su Espíritu”.
Al final del encuentro, el promotor vocacional, André Pereira, presentó un resumen del plan para despertar, animar y acompañar a los futuros agustinos recoletos desde cada una de las comunidades y ministerios de esta provincia brasileña de la Orden.