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Los agustinos recoletos asumen el riesgo de contraer el ébola y se quedan en sus misiones

Hace cuatro meses que el misionero alertaba sobre la situación del ébola en la zona a través de su blog. “Es cierto que el problema es más serio de cómo nos lo presentan, porque tampoco es bueno provocar el pánico. Han muerto bastantes en la frontera con Sierra Leona y el virus ya lo tenemos aquí, en Kambia. También lo tienen en Liberia. Y parece ser que de los 5 tipos posibles, nos ha tocado el premio gordo, la cepa Zaire, la más mortal. Es la lotería de los pobres”.

Las autoridades españolas, conocedoras de la situación y de su presencia en el oeste africano, se han puesto en contacto con él: “Me llamaron de parte de la Embajada Española para asegurarse de que estaba bien y pidiéndome tener cuidado. Lo que pasa es que no me veo embutido en un traje tipo espacial de la NASA para convivir con mi gente. Han venido de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y de MF (Médicos sin Fronteras) para intentar cercar y aislar el virus, porque otra cosa no se puede hacer. Solo dan tratamiento paliativo a los contagiados y la mortalidad es del 90%. También se nos ha hablado del protocolo que se sigue en estos casos: si en una aldea se multiplican los infectados, aíslan la aldea, dejan morir a todos, y luego incineran el lugar. Parece que eso era algo que sólo se daba en las películas, pero a pesar de lo duro que suena, sabemos que es así. Quizás ésa es una de las razones por las que no se puede hablar con detalle de todo lo que conlleva la aparición de un nuevo brote de ébola”.

Mono, murciélago y puercoespín

Los gobiernos de la región también se dirigieron al misionero agustino recoleto para que tomara medidas: “Acabo de recibir una carta del Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud para que informemos a nuestras escuelas de que deben de extremar los cuidados. Y sobre todo, no comer carne de mono, ni de murciélagos, ni de puerco espines, ni de animales muertos. Tampoco tocar a los enfermos sospechosos, y simplificar los ritos funerarios porque el cadáver podría estar también contaminado. Ni me quiero acordar de todos los monos y puerco espines que me he comido celebrando San Francisco Javier, el santo Patrono de Kamayeh. Los Ministros de Sanidad de los países vecinos comienzan a pensar en la posibilidad de cerrar fronteras para evitar la propagación. Parece que la OMS todavía no ha prohibido los vuelos al West África”.

Con ébola o sin él

“No lo he hecho nunca, y ya no tengo edad para huir. Mis noches se llenarían de pesadillas al sentirme traidor a mi pueblo. Así que, con ébola o sin él, no pienso alterar en lo más mínimo mi salida del país que, si Dios quiere, será la primera semana de septiembre”, aclara Garayoa en su blog.

Al mismo tiempo que se lamenta de que la enfermedad haya paralizado el programa previsto con los voluntarios: “Lo cierto es que voluntarios que pensaban venir a Sierra Leona, con visado y billete de avión ya listos, han sido convencidos por el Instituto Pasteur, que es el encargado de analizar las muestras de sangre que les envían desde la zona del brote, sobre la no conveniencia de venir por el momento. En fin, nos duele, pero entendemos perfectamente la decisión de anular el viaje, a pesar de la tristeza que da el tener que renunciar a los planes soñados. Al final, los que lo pagan, como siempre, son los más pequeños”.

Y concluye certeramente: “Los misioneros no solemos ser nunca los primeros en abandonar el barco. Tampoco ahora. Si, como dice el Papa Francisco, el pastor debe de oler a oveja, conviviendo cerquita de ellas, con mucha más razón deberá estar presente si el lobo las ataca. Solo el asalariado huye cuando ve llegar el peligro. El buen pastor es el que da la vida por las ovejas. Y eso es amor que de Jesús de Nazareth aprendí”.

Misionero infatigable

José Luis Garayoa Alonso nació en Falces (Navarra, España). Vivió en Pamplona con su familia hasta que ingresó en el seminario menor de Lodosa (Navarra), hizo la profesión en Monteagudo (Navarra) el 13 de agosto de 1972, estudió en Marcilla (Navarra) donde hizo la profesión solemne en 1975 y fue ordenado sacerdote el 11 de julio de 1976. Comenzó a ejercer su ministerio en México: Chihuahua y México DF.

Ha trabajado en la Ciudad de los Niños de Costa Rica durante diez años, en el colegio San Agustín de Valladolid nueve, y después de pasar un breve tiempo en Madrid fue voluntario para la misión agustino recoleta en África, en Sierra Leona.

A las pocas semanas de estar en la misión, fue secuestrado por las RUF (guerrilla rebelde) de Sierra Leona el 14 de febrero de 1998 en Lunsar. Fue liberado, junto a sus compañeros (tres hermanos de San Juan de Dios y un voluntario), 15 días más tarde. Después estuvo siete años en El Paso (USA) y desde 2005 desarrolla su labor en la misión de Kamabai, de nuevo en Sierra Leona.

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