El superior en ocasiones puede ser parte del problema, pero con certeza siempre es parte decisiva en la solución. No en necesario que sea perfecto, pero sí que se reconozca imperfecto, débil y pecador (pues, si no, difícilmente podría comprender y ser comprendido y seguido por sus hermanos), humilde y sencillo, base de toda construcción humana y cristiana. Incansable en el servicio de animación.
Autor: Pedro Merino Camprovín
ESPAÑA