Coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, el 9 de diciembre de 2014 la prestigiosa revista estadounidense Time ha nombrado a todos los luchadores contra el ébola “personajes del año 2014”. En esta ocasión el reconocimiento no es a una sola persona, como fue el año pasado al Papa Francisco, sino a todo un colectivo: las personas que combaten el ébola en África.
Son personajes del año «por arriesgar, por persistir, por sacrificar y por salvar vidas”. La directora de la revista, Nancy Gibbs, reconoce la labor de quienes luchan cada día por evitar la propagación del brote de ébola más mortal de la historia. El virus, la mayor amenaza mundial desde el sida, se ha cobrado hasta el momento la vida de 6.331 personas entre los 17.800 casos de contagio detectados en los tres países más afectados de África del Oeste (Sierra Leona, Liberia y Guinea), hasta el pasado 6 de diciembre, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y añade Nancy Gibbs: «El ébola es una guerra y una advertencia. El sistema de salud mundial no es lo suficientemente fuerte como para asegurarnos estar a salvo de las enfermedades infecciosas. Es una amenaza que se cobra muchas vidas todos los días. El resto del mundo puede dormir por la noche gracias a que un grupo de hombres y mujeres están dispuestos a resistir y luchar. Estas personas incansables y llenas de coraje, que emplean su tiempo, se sacrifican y se arriesgan, son el personaje del año».
Misioneros en Sierra Leona
Time hace notar que allí donde los gobiernos no tenían capacidad para responder y la Organización Mundial se la Salud se perdía en una burocracia sin límites, acudieron médicos y enfermeros de todo el mundo. Cita a los cooperantes de organizaciones religiosas y a Médicos sin Fronteras. Y recuerda el proverbio que dice que «no es el arma reluciente la que pelea en la batalla, sino el corazón del héroe».»Cualquiera que trate a víctimas del ébola, se arriesga a ser una de ellas», afirma Nancy Gibbs, que considera «héroes» a quienes se arriesgan para ayudar a los enfermos.
Entre estos luchadores, en primera fila, se encuentran numerosos misioneros, que incluso han dado su vida por luchar contra la enfermedad, como es el caso de los españoles Miguel Pajares y Manuel García Viejo. Son 26 los religiosos españoles que están en los países más afectados por el Ébola. Pertenecen a distintos institutos religiosos: salesianos, religiosas de Jesús María, hermanos de La Salle, hermanos de San Juan de Dios, agustinos recoletos, javerianos y maristas. Y también están presentes otras congregaciones: josefinos, misioneros del Espíritu Santo, clarisas, hermanas de la Caridad de la Madre Teresa y hermanas de Cluny. Todos ellos han luchado durante este año por cuidar de los enfermos de ébola.
Cinco agustinos recoletos permanecen en Sierra Leona
Los agustinos recoletos atienden las comunidades de Kamabai y Kamalo, en la diócesis de Makeni. Estaban destinados a la misión ocho religiosos aunque, por diversas circunstancias, desde el mes de septiembre permanecían en Sierra Leona sólo cuatro: los filipinos Jonathan Jamero y Dennis Castillo, y los españoles José Luis Garayoa y René González. Trabajan en comunión con los sacerdotes, religiosos y religiosas de la diócesis de Makeni, coordinados todos ellos por el administrador apostólico de dicha diócesis, el religioso javeriano Nartalio Paganelli.
Los dos españoles tenían que salir de la misión a primeros de septiembre, pero ante la epidemia del ébola optaron por seguir más tiempo. Han partido hacia España el pasado 10 de diciembre, dejando atrás años de servicio y llevándose a Sierra Leona y a sus gentes en el corazón. Unos días antes, el 7 de diciembre, se incorporaban a la misión Russel Lapidez, Dominador Jr. Mercado y Vincent Cadeliña. Los dos primeros vuelven a la misión después de haber estado un tiempo reponiendo fuerzas en Filipinas. Cadeliña ha estado varios años en la misión de Labrea (Amazonas, Brasil) y, después de una estancia en Filipinas, se ofreció para seguir siendo misionero, ahora en Sierra Leona. Todos ellos, igual que sus otros dos compatriotas, son muy jóvenes: el más viejo tiene 42 años. Por ahora y en esta situación eventual, dos religiosos van a seguir en Kamalo y tres en Kamabai, aunque esperan abrir pronto una nueva comunidad en Freetown, la capital del país.
Caridad solidaria
Russel Lapidez cuenta que a primeros de agosto, cuando se propagó la epidemia del ébola en Sierra Leona, los seis religiosos que entonces estaban se reunieron y decidieron continuar con la misión encomendada y así lo pidieron el 4 de agosto en una carta al prior provincial, Lauro Larlar. En ella decían: «Todos tenemos miedo, pero elegimos estar con nuestra gente para animarles a vivir con esperanza, especialmente en este tiempo de dificultades. Dar testimonio evangélico y sensibilizar a la gente sobre el virus ébola, da un nuevo sentido a nuestro trabajo apostólico».
Y José Luis Garayoa narraba en su blog: «Me he detenido con una familia que está en cuarentena en Kamabai a charlar un rato e intentar darles algún consuelo. El virus ha comenzado su danza macabra alrededor de nuestras aldeas sembrando el pánico. Todos desconfían de todos. Murió el abrazo espontáneo, aunque yo siga dejando que un enjambre de niños se me cuelgue de los brazos cuando aparezco por las aldeas. Yo sé que no puedo resucitar a los muertos, ni curar a los enfermos… Únicamente puedo compartir su dolor haciendo que me sientan cercano. Me da vergüenza no abrazarlos, sonreírles y tener que oír que me llaman a dos metros de distancia. La suficiente para que no me contagien el virus terrible que envenena su sangre».
Éstos son nuestros personajes del año: héroes para Time y para el mundo; ante Dios y en su fuero interno, simplemente misioneros.
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