No es un curso de adiestramiento en tareas ordinarias, como llevar una parroquia, dar clases o atender cualquier obra social. Se llama “Curso de renovación” y apunta a la base de todo, que es la persona y su fondo sicológico y espiritual. Desde hace ya cuatro décadas, los agustinos recoletos lo tienen establecido como momento de control y puesta a punto obligado para todos cada diez años, cuando menos. En él los religiosos examinan el estado de su espíritu y de su formación, renuevan su consagración religiosa y su apostolado, así como el conocimiento que tienen de la propia Orden.
“Revitalización, interioridad, vida consagrada”
El Curso de Renovación de este año lo convocaba el Prior General el pasado 23 de julio. Suele realizarse por continentes y esta vez el ámbito geográfico es el de Europa. Según el programa que se acaba de dar a conocer, tendrá lugar en una casa de espiritualidad de Roma entre el 21 de junio y el 18 de julio próximos. Tema y lema son los fijados en general para 2015: “Revitalización, interioridad, vida consagrada”. Tres bloques temáticos que serán examinados tanto desde el ángulo agustiniano como del recoleto, y a cada uno de los cuales se le dedicará una de las semanas del Curso.
Este año, además, el componente intelectual quedará enriquecido por la presentación de las tres obras de referencia recién publicadas: las Obras completas de la madre Mariana de San José, el volumen 13 de las Crónicas de la Orden y el segundo tomo de la Historia de los agustinos recoletos, escrita por fray Ángel Martínez Cuesta.
Oración y convivencia
La formación, con ser importante, no es quizá lo principal. Para muchos, la cuarta semana supone una ruptura en la propia vida. Está dedicada a los ejercicios espirituales, dirigidos por fray Enrique Eguiarte según las pautas marcadas hace tres años por el Equipo de Revitalización de la Orden. Y, durante todo el mes, se valora mucho la oración, que las circunstancias del curso permiten hacer con tranquilidad y vivir con mayor intensidad. Justamente este año se ha querido reforzar más aún esta dimensión, y para ello se ha buscado la colaboración de personas técnicas que se encarguen de dinamizarla.
También es muy apreciada la convivencia, sobre todo por tratarse de participantes venidos de distintas provincias y de ministerios a veces muy dispares. Es lo que ocurre este año con la veintena de religiosos inscritos, de variada procedencia y diversidad de edades.
En la Ciudad Eterna
En el caso de Roma, se suma además el valor añadido de sus monumentos, que hace de este Curso una especie de peregrinación. Los fines de semana se aprovechan para visitar determinados santuarios, en los que se celebra la eucaristía. Los programados este año son: el sepulcro de san Pío X, en la Basílica Vaticana; el de santa Mónica, en la iglesia de San Agustín; la catacumba de San Calixto y el santuario de Santa Rita, en la ciudad de Casia.
Y, desde luego, también están programadas las visitas a las tres casas que la Orden tiene en la Ciudad Eterna: la Curia General, en el barrio del EUR; el Colegio de San Ildefonso, en la céntrica vía Sistina; y la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, en la zona periférica de Spinacetto.
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