Este oficio se firmaba siguiendo lo establecido por el último Capítulo General, que recomienda encarecidamente se realicen noviciados interprovinciales y reserva al Prior General la potestad de designar a los miembros del equipo de formación.
El prior general daba los nombres de los cuatro elegidos como miembros del equipo, que encabeza el prior de la comunidad, Óscar Martínez Sánchez. Tanto éste como otros dos de los integrantes del equipo son de nacionalidad colombiana; el cuarto es brasileño.
En el oficio recordaba, también, que el año de noviciado debe marcar la existencia de los novicios y para ello pedía a los formadores les den “testimonio de comunión” y les ofrezcan “una formación integral y un acompañamiento personalizado y comunitario”. Concluía encargándoles elaborar un programa para el noviciado del que deben enviar copia al Prior General.
Inicio de curso
Al día siguiente de hacer público el oficio, el 3 de enero, comenzaban ya su noviciado 10 jóvenes: seis de ellos colombianos y cuatro de Brasil. En la misa de apertura llamaba la atención que estos diez chicos, convertidos ya en novicios, participaron en la Santa Misa vestidos con el hábito agustino recoleto, y éste se convertirá en su indumentaria habitual durante todo el año.
Presidió la eucaristía Albeiro Arenas, prior de la provincia de Nuestra Señora de la Candelaria, que se extiende por Colombia y Chile, y con él concelebraban varios religiosos más. También participaba, acompañando a los novicios venidos de Brasil, un religioso representante de la provincia de Santa Rita de Casia, que se extiende por algunos de los estados del Sur brasileño.
El Desierto de la Candelaria (Colombia)
El convento y santuario de El Desierto de la Candelaria está situado en Ráquira (Boyacá). En este apartado lugar surgió, en 1603, la Recolección americana, que pronto se incorporaría a la española, nacida en Talavera de la Reina (Toledo) unos años antes, en 1588. Por lo que El Desierto, por sus condiciones, es lugar muy adecuado para realizar la intensa experiencia de vida consagrada que es el noviciado. A tenor del derecho canónico, esta experiencia debe durar exactamente un año y concluir con la profesión temporal de los tres votos religiosos: castidad, pobreza y obediencia.