Actualidad

Comienza en Bogotá el I Congreso Internacional de Educación Agustiniana con más de 600 participantes

Acto inaugural

En la sesión inaugural, fray Miguel Miró Miró recordó la importancia de la labor educativa de la Orden y dijo que al ser Dios el destino del hombre, el proceso educativo no puede ser otra cosa que un camino de crecimiento humano abierto a la trascendencia, y por tanto marcado por la fe. Para san Agustín, el fin de la religión y el objetivo de la enseñanza coinciden: alcanzar la verdad y el bien. Propuso a los profesores “reafirmar y profundizar en la identidad católica y agustino-recoleta de los centros educativos de la OAR y hacer suyo el reto de un proyecto educativo institucional que responda a las necesidades de la sociedad actual”.

Aseguró que la fe en Jesús y la interioridad agustiniana no se oponen a los valores humanos ni a una oferta educativa de calidad. Explicó que lo que cabe es la coherencia: “no podemos actuar en la educación como aquellos que no tienen fe. Hoy no podemos sentirnos acomplejados por pertenecer a un centro católico. Con sencillez y sin ambigüedad, tenemos que ofrecer una educación católica que sea integradora, abierta, solidaria y respetuosa con la dignidad de toda persona humana”. Pero además, dijo, los centros agustinos recoletos pueden y deben ofrecer un plus agustiniano, “que con una pedagogía fundamentada en el amor eduquen la mente y busquen llegar al corazón de las personas.”

Fray Miguel Miró destacó la necesidad de no conformarse con transmitir una serie de valores de manera racional y aséptica, sino que se precisa suscitar el encuentro personal con Jesús, máximo promotor del desarrollo integral de cada persona y motivo de felicidad. 

Ante una sociedad sobresaturada de datos e información “que termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales –dijo citando La Alegría del Evangelio-, se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración de valores”.

A lo largo de su exposición, el padre general de la Orden profundizó sobre las declaraciones de Papa Francisco en Evangelii gaudium, así como documentos agustinianos, e hizo un significativo recorrido por la historia de la Recolección en materia educativa. Destacó en su conferencia las aportaciones de la Provincia de la Candelaria que desde 1647 se comprometió con colegios en Costa Rica, y posteriormente se abrieron otros en España, Colombia y Filipinas. Recordó a San Ezequiel Moreno, que de misionero en Filipinas, llegó a Colombia y puso un colegio en Casanare. Y 1939, se abre una escuela en Manila y el Capítulo Provincial determina que se funden colegios de enseñanza primaria y superior. “Fruto de esta determinación es la fundación en 1941 de los colegios de Santo Tomás de Villanueva (San Carlos) y San Sebastián (Manila) en Filipinas, y Fray Luis de León (Caracas) en Venezuela, que se convirtieron en los pilares de la actual estructura educacional de la Orden (Martínez Cuesta)”. 

Fray Miguel Miró informó que hay en total 48 colegios Agustinos Recoletos, en doce países, con más de 82 mil alumnos y cerca de 4 mil 500 profesores, además de los trabajadores no docentes, religiosos dedicados a este apostolado y directivos laicos.

Recordó a los presentes que el lema de los colegios Agustinos Recoletos es Amor y Ciencia, educar la mente y el corazón. “Hoy ya no podemos pensar en mantener un colegio para obtener recursos económicos, ni para dar utilidad a un edificio. No basta con tener un colegio; hay que tener un colegio católico agustiniano. La educación es una tarea exigente que requiere preparación específica y entrega personal”. Pero además, dijo, la educación es una misión compartida con los laicos: la comunidad educativa la componen los estudiantes y sus familias, los docentes laicos y religiosos, y el personal con funciones directivas. “El itinerario intelectual y espiritual de san Agustín es una propuesta válida para un proyecto educativo integrador de la persona y para la construcción de una sociedad más humana, justa y solidaria”.

Cardenal Lacunza: San Agustín, Aparecida y Papa Francisco están en sintonía 

En el jubileo de la misericordia, la educación no es solo una obra de misericordia, sino que la educación es el mejor apostolado, como nivelador de oportunidades y el mejor ascensor social. Tanto que, si fuéramos capaces de cuidar una educación de calidad a todos acabaríamos con el hambre con los sin techo con las desigualdades y la marginación. Con estas palabras, el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuán, OAR, animó a profesores agustinos recoletos a aplicar la pedagogía agustiniana y a tomar en cuenta los propósitos que sobre educación se enlistan en el documento de Aparecida.

“Actualmente se han cometido graves faltas a la cultura e incluso a la gramática. Por ejemplo, ya se borraron los pronombres “el, ella, nosotros… Ya sólo se usa yo, mi me…”, dijo el cardenal durante su ponencia “Evangelización y Cultura”, en el Congreso Internacional de Educación Agustiniana.  Ante por lo menos 500 profesores de los colegios Agustinos Recoletos tanto de Colombia, donde hay siete; como de Panamá, Filipinas, República Dominicana, Costa Rica, México, Guatemala, Argentina y España, el cardenal Lacunza recordó el Documento de Aparecida, donde se advierte sobre la emergencia educativa en América Latina: “América Latina y el Caribe vive una particular emergencia educativa, especialmente por el reduccionismo antropológico ya que conciben la educación, preponderantemente en función de la producción, la competitividad y el mercado, y con frecuencia promueven valores que atentan contra la vida, la familia y una sana sexualidad. Por lo tanto no ayudan a los jóvenes a desplegar los mejores valores humanos. Por lo tanto se trata con frecuencia de una Educación sin valores”.

Para poner de relieve la educación, ética, religiosa y de la cultura, a fin de alcanzar la libertad ética, dijo el cardenal José Luis Lacunza, es preciso que el joven desarrolle hábitos de comprensión, e iniciativas de comunión, conforme al orden real. “De esta manera, el ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia”.  Dijo que el Documento de Aparecida marca tres objetivos esenciales en la educación de la escuela católica: la educación en la fe debe ser integral y transversal en todo el currículum; la comunidad educativa debe asumir su rol de formar discípulos misioneros; y debe promover un servicio pastoral en el sector en el que está insertado.

De san Agustín, la aportación de monseñor Lacunza fue la propuesta a todos los académicos de estudiar De catechizandis rudibus.Enseñar, a los niños y jóvenes, a amar la Verdad. Invitó a los participantes a descubrir la pedagogía agustiniana, “que es humanista y ascética, que ilumina nuestra inteligencia y nos ayuda a conocer la ley eterna … y en la que lo decisivo es la formación de la voluntad”.

Ante los nativos digitales, advirtió que en De catechizandis rudibus san Agustín ofrece una serie de características y cualidades del buen catequista (en este caso los profesores) en su relación con los formandos, en quienes san Agustín también ve maestros, de modo que todos somos aprendices y maestros, “Como se ve en su obra El Maestro”. Y destacó el diálogo, la cercanía y la confianza, con el método de peguntas respuestas que ayudan a un mayor aprendizaje, mayor cercanía, confianza y alegría. El maestro debe presentarse siempre con alegría. “Y Papa Francisco nos invita precisamente a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría”, dijo monseñor Lacunza.

“En este mundo en el que domina lo tecnológico; san Agustín nos diría lo que en su tiempo dijo: estudia humanidades para que seas humano” y recomendó estar adornados por la caridad y la verdad”. Necesitamos dijo, maestros capaces de denunciar la hipocresía de quienes se preocupan por las apariencias y se saltan las formas morales.

Después del receso, fray Ezequiel Oscar Soria, cuyo tema fue Amor y Ciencia, Educar la mente y el corazón, hizo una exposición creativa y llena de contenido espiritual, afectivo y emocional. Nos sorprendió con la proyección de fotografías de personajes reales en el ámbito de la educación Agustino recoleta en Argentina. Y frente a cada foto, nos hizo la historia de vida de esa persona, como testigo de la alegría en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sea como profesor o estudiante. El hecho es que cada testimonio narrado, comenzando con la historia del expositor, fue evidencia objetiva de la Gracia de Dios y los frutos de la relación personal con Jesús y con los hermanos en ambiente de Fraternidad y Comunidad dentro del ámbito académico católico y agustiniano. La gran lección de Ezequiel Oscar Soria fue que para ser un genuino profesor con espíritu cristiano y agustiniano, hay que comenzar por tener una relación de amistad con Jesús, reconocer que cada historia es única e irrepetible, y que ante los retos de la vida, de la necesidad surge una respuesta creativa de solución, que sucede mucho mejor cuando es en comunión, con espíritu de amor y comunidad. La sencillez de su exposición fue una gran aportación y una vez más queda probado que las historias humanas son la mejor enseñanza de vida, verdad y amor.

Por la tarde, después de almuerzo, Jesús María Ramos presentó en video la vida y alcances de la Ciudad de los Niños en Costa Rica, como colegio tecnológico agustiniano; el señor Anthony Dupont, procedente de Bélgica,  habló de la importancia de san Agustín para la Educación Religiosa Contemporánea; y se presentaron los libros “La Gracia en los sermones ad populum de san Agustín durante la controversia pelagiana”, escrito por Anthony Dupont, y el libro “Camino de sabiduría”, de fray Enrique Eguiarte.

El congreso, que finalizará el 27 de agosto, se puede seguir por estos links:

https://www.uniagustiniana.edu.co/congresoagustiniano/

https://www.agustinosrecoletos.com/.co/ 

X